tag:blogger.com,1999:blog-21063350220318162342024-03-05T03:35:48.813-08:00LiteraturaSolange Valleshttp://www.blogger.com/profile/15063118537303350171noreply@blogger.comBlogger10125tag:blogger.com,1999:blog-2106335022031816234.post-51154552986739193452012-10-15T07:52:00.001-07:002012-10-15T08:17:18.834-07:00Rómulo Gallegos<br />
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<div align="center" class="style2" style="color: #003300; font-size: 24px; font-weight: bold;">
<u><a class="style3" href="file:///Users/imac/Desktop/trabajo%20final%20/caratula.html" style="font-size: 36px;">RÓMULO GALLEGOS</a></u></div>
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<em>Rómulo Gallegos Freire Nació en Caracas el 2 de agosto de 1884. Hijo de Rómulo Gallegos Osío y de Rita Freire Guruceaga. Su infancia se desliza en Caracas; aquella ciudad con aire provinciano, apegada aún a costumbres antañonas y a un discurrir tranquilo, todo <img align="left" height="436" src="http://cdn.noticiaaldia.com/wp-content/uploads/2011/08/romgalle.jpg" width="369" />lleno de reminiscencias coloniales. En 1894, ingresó en el Seminario Metropolitano, pero sale obligado no sólo por su corta edad sino por la muerte de su madre y por la necesidad de ayudar a su padre a sostener la familia. El dolor hiere su infancia y lo hace presa de su espíritu soñador, lo que marcará en su sensibilidad de niño signos de su apasionada religiosidad. Estos signos lo conservarán durante toda su vida, y aunque fue un hombre abierto a todas las ideas sociales, un hombre que estaba por encima del bien y del mal, se reflejarán, en los años futuros, en la singular rigidez de su existencia.</em></div>
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<em>Termina de cursar su primaria entre 1898 y 1901, año en que ingresa en el colegio Sucre, donde tiene como maestros a Jesús María Sifontes y a José Manuel Núñez Ponte y recibe el título de bachiller en 1904. En ese mismo año, se inscribe en la Universidad de Caracas para seguir la carrera de leyes, la que abandona en 1905. En 1906, fue designado jefe de la estación del Ferrocarril Central, en Caracas. Ya Gallegos había comenzado su larga trayectoria como escritor. En 1903, redactó el semanario El Arco Iris. Cuando el 31 de enero de 1909 aparece el primer número de la revista “La Alborada”, de la cual es uno de los redactores, y será en esta revista donde Gallegos va a publicar algunos de sus ensayos más conocidos.Al año siguiente (1910), publica en la revista “El Cojo Ilustrado Desde esta ciudad”.</em></div>
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<em>Se casa por poder el 15 de abril de 1912 con su novia Teotiste Arocha Egui. El 4 de junio siguiente muere el padre de Gallegos, y éste regresa a la capital, donde es nombrado, el mismo año, subdirector del Colegio Federal de Caracas, el cual más tarde sería el liceo Caracas para ir seguidamente a la Escuela Normal de Caracas y volver, como director, al ya liceo Caracas (1922-1930). Allí conoció a muchos de los que 20 años después le instarán a encabezar la formación del partido Acción Democrática. En 1913, publicó unos cuentos bajo el título de “Los aventureros”.En 1920, contando 36 años de edad, sale a la calle su primera novela, El Último Solar, en 1930, con el título de Reinaldo Solar.</em></div>
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<em>La creación narrativa de Gallegos adquirió la fuerza lenta pero poderosa de afianzamiento de la ceiba o del roble. Propietario y director de la revista Actualidades (1920-1922), fue también director de la revista Lectura Semanal. Un oportuno viaje a Europa, el triunfo de Doña Bárbara (1929), Y en Europa, en Barcelona de España, concluyó 2 de sus obras magnas: Cantaclaro (1934) y Canaima (1935). Después de la muerte de Gómez (1935), Gallegos regresó a Venezuela a iniciar una gestión de hombre público relevante, publicó algunos libros, pero ninguno de ellos alcanzó el vigor creativo de la trilogía compuesta por Doña Bárbara, Canaima y Cantaclaro.</em></div>
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<em>La parábola creativa de Gallegos inicia su descenso después de Cantaclaro. Pobre negro (1937) es una novela desigual sobre los acontecimientos políticos de la Guerra Federal. La construcción de Sobre la misma tierra (1941) es mejor, pero la escritura es de pinceladas cortas, sin el aliento acostumbrado, como un guión de cine. La versión publicada de El forastero (1942), rehecha, pues el libro había sido escrito en 1921, resulta muy inferior a la original.</em></div>
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<em>Aunque persiguiera en sus libros una finalidad edificante, el propósito moralista se diluía cuando se apoderaba de él la pasión de la pura ficción. Es el arte de escribir lo que le concede a su obra, en sus momentos culminantes, su valor específico, no las ideas de bien o de crítica y denuncia sociales. Constructor antes que imaginador, maestro antes que artista, educador antes que inspirado, dentro de esa armadura intelectual de elección ética, el daimon de la creación y de la imaginación penetró su obra, lo asomó a inquietudes y misteriosas realidades.</em></div>
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<em>Culminó con su ascenso a la Presidencia de la República en 1948. Fue Nombrado ministro de Instrucción Pública en marzo de 1937. Es electo diputado al Congreso Nacional en 1937, en representación del Distrito Federal (1937-1940). Ejerce la presidencia del Concejo Municipal del Distrito Federal (1940-1941). Es lanzado como candidato presidencial de oposición en un mitin en el Nuevo Circo de Caracas en 1941. El partido Acción Democrática, del cual figura como miembro fundador, lo postulará como candidato a la presidencia en 1947 y será electo presidente constitucional. Es derrocado por un golpe militar el 24 de noviembre de 1948. Va al exilio para no volver a Venezuela. Durante ese segundo exilio, muere su esposa en Ciudad de México. Su misma civilidad, su rechazo de la violencia bárbara, procedió inicialmente d e hechos existenciales.</em></div>
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<em>La obra de Gallegos nunca es optimista o mejor dicho, en el fondo, pese a que los «buenos» triunfen, constituye una toma de conciencia poderosa e intuitiva de la imposibilidad de ser uno se destacó como político y personaje preocupado por su país y trabajando durante toda su vida para mejorar no el sistema político como tal sino para el bienestar de su pueblo mismo. Sus varios viajes por su país, América Central y Europa le permitieron conocer diferentes maneras de pensar y percibir la vida alrededor de uno.</em></div>
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<em>Rómulo Gallegos fue, por la fuerza incontrastable de su acción, por la claridad de su pensamiento, por la gallardía de su espíritu, por la nobleza, firmeza y valentía de sus principios, la más alta, la más vigorosa representación del intelecto venezolano de los últimos tiempos. Premio Nacional de Literatura (1957-1958), elegido por unanimidad individuo de número de la Academia Venezolana de la Lengua (1958), Rómulo Gallegos es reconocido como uno de los primeros escritores del país. En 1965, se crea el Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos y en 1972, se funda en Caracas el Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (CELARG). Muere en Caracas el 7 de abril de 1969.</em></div>
Solange Valleshttp://www.blogger.com/profile/15063118537303350171noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2106335022031816234.post-64058601527880464922012-10-15T07:51:00.000-07:002012-10-15T07:56:03.956-07:00Lezama Lima<br />
<div style="background-color: white; color: #003366; font-family: 'Times New Roman', Times, serif; font-size: 16px; font-style: italic;">
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<a class="style2" href="file:///Users/imac/Desktop/trabajo%20final%20/caratula.html" style="font-size: 36px;">LEZAMA LIMA</a></div>
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José María Andrés Fernando Lezama Lima, nació el 19 de diciembre de 1910 en el campamento militar de Columbia, La Habana. Era hijo de José María Lezama y Rodda, coronel de artillería, ingeniero, y de Rosa Lima y Rosado. Al año siguiente la familia se mudó a la Fortaleza de la Cabaña, y en 1918 su padre se ofreció como voluntario a las tropas aliadas para combatir en la Primera Guerra Mundial, por lo que l<img align="right" height="433" src="http://www.escritores.org/imag/lezama.jpg" width="459" />a familia viajó a Estados Unidos, en 1919 murió su padre y la familia se trasladó de nuevo, esta vez a casa de la abuela materna, en la Habana.</div>
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Lezama estudió en el colegio Mimó y realizó la secundaria en el Instituto de La Habana, donde se graduó de Bachiller en Ciencias y Letras en 1928. La situación económica de la familia se fue haciendo cada vez más difícil y la familia se mudó a la casa donde Lezama pasaría el resto de sus días, en Trocadero 162. En 1929 inició sus estudios de Derecho en la Universidad de La Habana. En 1930 participó, el 30 de septiembre, en la histórica manifestación estudiantil, que dio inicio a la arreciada de la lucha contra el dictador Machado, la Universidad fue clausurada y eso le permitió dedicarse con gran vigor a la lectura. En 1935 publicó por primera vez en la revista Grafos, y al año siguiente pudo reiniciar sus estudios universitarios.</div>
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En 1937 fundó la revista Verbum, de la que salieron tres números, por esa misma época se inició su estrecha relación con Juan Ramón Jiménez. Publicó su primera novela: Muerte de Narciso. Empezó a trabajar como abogado sin dejar nunca de lado su vocación literaria. Fundó otra revista, Espuela de plata.</div>
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Abandonó su trabajo en el bufete para colaborar en el Consejo Superior de Defensa Social, instalado en el penal del Castillo del Príncipe. De nuevo en 1942 animó una nueva revista de poesía: Nadie Parecía. Su obra se iba haciendo conocida y el 18 de mayo de 1943 la Sociedad Pro-Arte Musical estrenó en el Auditórium el ballet Forma, basado en textos de José Lezama Lima, con coreografía de Alberto Alonso e interpretado por Alicia y Fernando Alonso.</div>
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A partir de 1945, hasta 1959, trabajó como funcionario en la Dirección de Cultura del Ministerio de Educación. Siguió publicando, y ya en 1949 aparecieron en Orígenes los primeros capítulos de Paradiso, la que sería su obra maestra y una de las mejores novelas del siglo XX.</div>
Para 1957, cuando José Lezama Lima daba las cinco conferencias que luego serían publicadas en el volumen titulado La expresión americana, la segunda mitad del siglo XIX y la primera del XX habían dado una gran cantidad de ensayos en torno al problema de la identidad cultural americana que, habiendo pasado por románticas contraposiciones (civilización-barbarie) y diagnósticos positivistas, desembocó en la noción de mestizaje como el signo cultural propio de América. Para la generación de Reyes, Picón Salas, Carpentier o Uslar Pietri, la asunción de la heterogeneidad como condición permitía señalar la peculiaridad americana frente a un más homogéneo Estados Unidos y a los particularismos etnocentristas europeos. Lezama no estaba interesado en la búsqueda de un ser, esencia u origen del hombre americano. Su ensayística se dirigía a construir una “fábula intertextual” que “compendia el devenir americano como una era imaginaria que suma y transforma fragmentos de otros imaginarios”, un devenir producido por el diálogo que el crítico establece entre textos americanos y de otras culturas, en una historia asimilada a la ficción.<br />
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Viajó a México y Jamaica y se dedicó en estos años a realizar lecturas y conferencias. En 1960 fue nombrado director del Departamento de Literatura y Publicaciones del Consejo Nacional de Cultura. En 1961 asistió como delegado, al Primer Congreso de Escritores y Artistas Cubanos, en el que fue elegido para ocupar una de las seis vicepresidencias de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) y comenzó a trabajar en el Centro Cubano de Investigaciones Literarias, hasta 1965.</div>
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El 12 de septiembre de 1964 muere la madre del poeta y el 5 de diciembre de ese mismo año se casó con María Luisa Bautista.</div>
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Gran conocedor de L. de Góngora y de las corrientes culteranas y herméticas, devoto del idealismo platónico y ferviente lector de los poetas clásicos, Lezama vivió plenamente entregado a los libros, a la lectura y a la escritura. Por lo que respecta a su poesía, no se alteró especialmente en la forma ni el fondo con la llegada de la Revolución y se mantuvo como una suerte de monumento solitario difícilmente catalogable. Para muchos especialistas, el conjunto de la obra lezamiana representó dentro de la literatura hispanoamericana una ruptura radical con el realismo y la psicología, y aportó una alquimia expresiva que no provenía de nadie. J. Cortázar fue sin duda el primero en advertir la singularidad de su propuesta.</div>
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En 1966 apareció publicado Paradiso, en la que se ha querido ver una doble alusión a la inocencia bíblica anterior al pecado original y a la culminación del ciclo dantesco. Al mismo tiempo, en Paradiso se refleja la tradición y la esencia de lo cubano en una vertiginosa proliferación de imágenes que protagonizan la obra: un mundo de sensaciones, de recuerdos y de lecturas familiares que conforman y determinan la cosmovisión del novelista, esta obra fue calificada por las autoridades cubanas dos años más tarde como "pornográfica" debido al tema de la homosexualidad en su trama y esto sirvió de antesala a la acusación por actividades contrarrevolucionarias en 1971 que le amargó los últimos años de su existencia. Las actuales autoridades cubanas han rectificado radicalmente este enfoque de la obra de Lezama. al cabo de dos años participó como delegado en el Congreso Cultural de La Habana, donde lee su ponencia "Sobre la poesía". La Biblioteca Nacional "José Martí" le ofrece un homenaje como parte del ciclo "Vida y obra de poetas cubanos". En 1969 comenzó a trabajar como asesor literario de la Casa de las Américas, y al año siguiente Paradiso fue publicada por la editorial mexicana Era, en una edición revisada por el autor y al cuidado de Julio Cortazar y Carlos Monsiváis. Recibió un homenaje de la UNEAC con motivo de su sesenta Aniversario. En 1972 recibe el Premio Maldoror de poesía de Madrid y en Italia el premio a la mejor obra hispanoamericana traducida al italiano, por la novela Paradiso y ese mismo año murió Rosa, su hermana mayor, en Miami. Falleció el 9 de agosto de 1976 en la Habana por las complicaciones del asma que padecía desde niño. A pesar de su escasa difusión editorial, la obra de José Lezama Lima sigue trascendiendo más allá del tiempo y las fronteras. Muchos poetas y narradores cubanos, latinoamericanos y españoles posteriores a él siguen admitiendo la influencia significativa que la propuesta de Lezama ha tenido en ellos: el caso más notorio sea quizás el de Severo Sarduy, que postuló su teoría del neobarroco a partir del barroco de Lezama. </div>
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Solange Valleshttp://www.blogger.com/profile/15063118537303350171noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2106335022031816234.post-45297009496966876532012-10-15T07:48:00.002-07:002012-10-15T07:50:06.391-07:00Leopoldo Lugones<br />
<div style="background-color: white; color: #330000; font-family: 'Times New Roman', Times, serif; font-size: 18px; font-style: italic;">
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<a href="file:///Users/imac/Desktop/trabajo%20final%20/caratula.html">LEOPOLDO LUGONES</a></div>
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Nació en 1874 en Villa de María en el departamento Cordobés del Rio Seco. Fue el primogénito del matrimonio de Santiago Lugones y Custodia Arguello, desde niño Lugones convivió con los nombres de los próceres y fundadores de la Patria, familias legadas por parentesco o amistad con la suya. Esta diferencia con los hijos de los emigrantes extranjeros, que el adoptó como un rasgo de hidalguía, aristocracia, fue quizás determinante en el nacionalismo extremado que profeso políticamente. Aprendió las primeras letras de la mano de su madre Doña Agustina Arguello y de ella recibió una educación católica estricta. A los diez años, se destacó por su memoria, gusto por la lectura e interés por las ciencias naturales. La crítica situación económica lo llevó a tener que comenzar a trabajar y convertirse en un autodidacta. En esta época dio con éxito sus primeros pasos en la vida publica. Recitó su primera composición en el teatro Indarte, dirigió el periódico liberal y anticlerical. “El pensamiento libre” y se alistó voluntariamente para enfrentar a las fuerzas radicales sublevadas en Rosario.<br />
En Córdoba, Lugones se fue convirtiendo en un personaje popular capaz de ser contrapunto de los payadores del barrio, publica versos controvertidos con el seudónimo Gil Paz, promueve huelgas estudiantiles y funda un centro socialista.<br />
El año de 1896 fue decisivo para Lugones: se instaló en Buenos Aires y se casó con Juana González, formando una familia basada en la fidelidad. Durante las primeras épocas nació su primer hijo, quien con el tiempo no sólo sería único heredero de la familia, sino también recordado como uno de los personajes más nefastos de la historia argentina. En la gran ciudad se unió al grupo socialista de escritores integrado por José Ingenieros, Roberto Payró, Ernesto de la Cárcova, escribió en el periódico socialista "La Vanguardia" y en la "Tribuna", y se ganó al distinguido auditorio del Ateneo. A los 22 años comienza a escribir en "La Nación", promovido por su amigo Rubén Darío quien lo encontró en la capital argentina y lo describió como un muchacho bizarro de 22 años, de chambergo y anteojos, lo definió como “fanático y convencido incontestable”. Publicó su primer libro "Las montañas del oro" (1897), basado en una influencia tardía del Romanticismo Francés, con versos medidos y libres, con prosa poética.<br />
El "novecientos" fue una época de intensa producción en la que escribió muchas de sus obras más valoradas como "Crepúsculos del jardín" (1905) donde se acerca al modernismo hispanista y a las nuevas corrientes literarias francesas: simbolismo, decadentismo, parnasianismo. Esta tendencia alcanza su máxima expresión en "Lunario sentimental" (1909). En su obra "Las fuerzas extrañas" (1906). Lugones plasmará sus habilidades para escribir cuentos de misterio. Este trabajo junto con los "Cuentos fatales" (1926) renuevan el género de la forma breve e inician una fecunda tradición en el Río de la Plata, en la que se inscribirán escritores como Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares y Julio Cortázar.<br />
En 1910 Lugones publicó varios trabajos: "Odas seculares" (1910) y la "Historia de Sarmiento" (1911). En 1915 se hizo cargo de la dirección de la Biblioteca Nacional de Maestros que ejerció hasta su muerte. En "El Payador" (1916), reúne una serie de conferencias sobre "Martín Fierro" de José Hernández que rescatan la obra, calificándola de "Cuento Homérico de la Cultura Argentina"... Este particular enfoque instaló en la crítica una fructífera polémica que se prolongó por décadas y cuyo resultado fue la aceptación del Poema como la obra emblemática de la identidad literaria argentina. La lectura que Lugones hace deja entrever otro de sus principales puntos de interés intelectual; la cultura clásica. En este campo su producción incluye las obras "Didáctica" (1910); "Las limaduras de Hephaestos" (1910), "Estudios Helénicos" (1924) y "Nuevos estudios Helénicos" (1928). En 1920 publica “ Mi beligerancia”, un libro de panfletos doctrinarios que lo<img align="left" height="573" src="http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/1/1b/LeopoldoLugones01.jpg/200px-LeopoldoLugones01.jpg" width="467" /> alejan cada vez mas del joven socialista que fue y lo acercan al insipiente nacionalismo ultra argentino, calcado del fascismo italiano y de los movimientos belicistas europeos. Pero la política no es su única pasión, Lugones se sigue interesando por la ciencia y de este interés surge un libro “el tamaño del espacio” "(1921) que versa sobre la física moderna, influencia de estos estudios los veremos también en muchos de sus cuentos fantásticos que merodean la ciencia ficción. Escribe también como un simbolista tardío las páginas de "Las horas doradas(1922).<br />
El relato histórico sobre la guerra de la independencia anima La guerra gaucha y las meditaciones esotéricas de teosofía, una olvidable novela, El ángel de la sombra (1926). En el campo de la historia cuentan El imperio jesuítico (1904), Historia de Sarmiento (1911) y El payador (1916). Tradujo partes de La Ilíada de Homero y estudió aspectos de la Grecia clásica en Las limaduras de Hefaistos y las dos series de Estudios helénicos. La evolución de su pensamiento político puede seguirse en libros como Mi beligerancia, La patria fuerte y La grande Argentina. Lugones fue un observador atento de la situación internacional y un hombre de acción en su país. Quiroga acompañó como fotógrafo al también escritor, el argentino Leopoldo Lugones en un viaje por la provincia argentina de Misiones con el objetivo de visitar las ruinas de las Misiones jesuíticas guaraníes, viaje en el cual los dos escritores trabaron amistad —de hecho, dedicó su primer libro, Los arrecifes de coral a Lugones—. Gracias a este viaje, Quiroga sufrió un importante cambio en su concepción de la vida, y permaneció en la selva, escribiendo y viviendo allí.<br />
En esta etapa, aumentó con ritmo vertiginoso su ya cuantiosa producción intelectual entre la que se encuentra "Poemas solariegos" (1928) uno de sus títulos más elogiados y los ensayos "La patria fuerte" (1930) y "La grande Argentina" (1930), indispensables para comprender la época y la generación de Lugones.<br />
Su vida se terminó el 18 de febrero de 1938 cuando se suicidó tomando una mezcla de cianuro y whisky en la Isla del Tigre en el río Paraná, en un hotel llamado «El Tropezón». La carta que había dejado no decía nada sobre los motivos de la muerte, sólo que Lugones era el dueño de sus actos. Por eso su muerte causa un enigma.<br />
Muchos autores escribieron tanto sobre la vida y obra de Leopoldo Lugones como sobre las causas de su muerte. Muchos de ellos la ven en la soledad y aislamiento social de los últimos años. Arturo García Ramos escribió: “Desde 1874 a 1938 la vida de Leopoldo Lugones está presidida por una triple obsesión: la política, la literatura y la ciencia. En las tres asoma el ser intricado que fue, su ánimo contradictorio, la insatisfacción – como acicate de constantes búsquedas. Esa misma falta de conformismo, acaso el ansia de absoluto en esas tres pasiones, es el probable motivo de su suicidio”. Para Jorge Luis Borges la causa pudo ser tal vez la soledad o tal vez su pasión más grande, la literatura: “Acaso cabe adivinar o entrever, o simplemente imaginar, la historia de un hombre que, sin saberlo, se negó a la pasión y laboriosamente erigió altos e ilustres edificios verbales hasta que el frío y la soledad lo alcanzaron. Entonces, aquel hombre, señor de todas las palabras y de todas las pompas de la palabra, sintió en la entraña que la realidad no es verbal y puede ser incomunicable y atroz, y fue callado y solo a buscar, en el crepúsculo de una isla, la muerte”.<br />
Una de las posibles causas de la muerte del gran poeta podía ser tal vez el amor, o mejor dicho la pérdida del amor, que encontró en 1926 en la Biblioteca del Maestro de la que fue director. Entonces se le acercó una estudiante de letras pidiéndole un ejemplar del agotado Lunario sentimental para poder escribir un trabajo. Esa estudiante, llamada Emilia Santiago Cadelago, se convirtió en su musa para los últimos 12 años de su vida, tenía 26 años y él 52. Pero esta relación fue interrumpida alrededor de 1934 por el comisario Leopoldo Lugones, hijo del escritor. Él mismo amenazó a la familia de la joven diciéndoles que encerraría al poeta en un manicomio. Para salvarse, y también para salvar a su amante, Emilia decidió renunciar a su amor, pero le mantuvo la fidelidad durante toda su vida, nunca se casó y tampoco volvió a verle. Murió en 1981, pero antes de su muerte entregó a su amiga María Inés Cárdenas de Monner Sans la colección de poemas y cartas, que se publicaron después de su muerte bajo el título El cancionero de Aglaura<br />
Obras:<br />
• Los cuatro últimos libros cierran su producción poética – La horas doradas (1922) que cierra la forma modernista de Lugones, Romancero (1924) abarca temas muy variados desde ambientes urbanos locales hasta el amor expresado por un hombre maduro, aparece también el fatalismo y la presencia de la muerte. Poemas solariegos (1927) destaca el barroquismo, el tema principal es su infancia y sus familiares, recuerdos nostálgicos de su tierra natal, y Romances del Río Seco (1938), la obra póstuma con la que culmina su poesía, imita la tradicional poesía popular<br />
• Su segundo libro, Los crepúsculos del jardín (1905), fue fuertemente influido por el parnasianismo francés. Los temas son la vida, la naturaleza y el amor, se acerca más al modernismo y ya se nota su madurez<br />
• Su siguiente libro es Lunario sentimental (1909), que se considera su obra maestra. En esta obra en la cual libera al verso de la métrica, se apoya en la metáfora como elemento esencial de la expresión poética y se ata, inflexiblemente, a la rima.</div>
Solange Valleshttp://www.blogger.com/profile/15063118537303350171noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2106335022031816234.post-33494000676676700022012-10-15T07:47:00.003-07:002012-10-15T07:47:49.941-07:00Alejo Carpentier<br />
<div style="background-color: white; color: #993300; font-family: 'Times New Roman', Times, serif; font-size: 18px; font-style: italic;">
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<a href="file:///Users/imac/Desktop/trabajo%20final%20/caratula.html">Alejo Carpentier</a></div>
<div align="center" class="Estilo1" style="font-size: 18px; font-weight: bold;">
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Nació en La Habana el 26 de diciembre de 1904, hijo de un arquitecto francés y de una cubana de refinada educación. Estudió los primeros años en La Habana y a la edad de doce años, como la familia se trasladó a París durante unos años, asistió al liceo de Jeanson de Sailly, y se inició en los estudios musicales con su madre, desarrollando una intensa vocación musical que se refleja en su literatura. Ya de regreso a Cuba comenzó a estudiar arquitectura, pero no acabó la carrera. Empezó a trabajar como periodista y a participar en movimientos políticos izquierdistas, formando parte, entre 1923 y 1924, del "Grupo Minorista" que abogaba por una renovación de los valores nacionales de Cuba. Más tarde, se incorpora a las movilizaciones políticas contra Machado y el imperialismo norteamericano. Fue encarcelado y a su salida se exilió en Francia en 1928 hasta 1939. Volvió a Cuba donde trabajó en la radio y llevó a cabo importantes investigaciones sobre la música popular cubana. Viajó por México y Haití donde se interesó por las revueltas de los esclavos del siglo XVIII. De esta inquietud nace su primera gran obra El reino de este mundo (1949), que marcó el inicio de una larga carrera literaria caracterizada por el análisis cultural que hace de la América Latina. En dicha novela narra la historia de la revolución haitiana y del tirano del siglo XIX Henri Christophe. Marchó a vivir a Caracas en 1945 y no volvió a Cuba hasta 1959, año en el que se produ<img align="left" height="451" src="http://ramonchao.files.wordpress.com/2012/06/alejo-carpentier-1959.jpg" width="388" />jo el triunfo de la Revolución castrista. Desempeñó diversos cargos diplomáticos para el gobierno revolucionario. En 1976 es galardonado con el Premio Cervantes de Literatura. Murió en 1980 en París, donde era embajador de Cuba.<br />
Novelista, ensayista y musicólogo cubano, que influyó notablemente en el desarrollo de la literatura latinoamericana, en particular a través de su estilo de escritura, que incorporatodas las dimensiones de la imaginación sueños, mitos, magia y religión en su idea de la realidad.<br />
Se le considera el primer representante del llamado "Realismo mágico" que él consideraba patrimonio del continente americano. Defiende lo "real maravilloso" frente a lo "maravilloso surrealista" que considera artificioso.<br />
En cuanto a la literatura Carpentier recibió la influencia directa del surrealismo, y escribió para la revista Révolution surréaliste, por encargo expreso del poeta y crítico literario francés André Breton. Sin embargo, mantuvo una posición crítica respecto a la poco reflexiva aplicación de las teorías del surrealismo e intentó incorporar a toda su obra la lo real maravilloso, una forma de ver la realidad que, mantenía, era propia y exclusiva de América.<br />
Entre sus novelas cabe citar El reino de este mundo (1949), escrita tras un viaje a Haití, centrada en la revolución haitiana y el tirano del siglo XIX Henri Christophe, y Los pasos perdidos (1953), el diario ficticio de un músico cubano en el Amazonas, que trata de definir la relación real entre España y América siguiendo la conquista española. Se considera que es su obra maestra, un intento de llevar a cabo su idea de construir una novela que llegue más allá de la narración, que no sólo exprese su época sino que la intérprete.<br />
Guerra del tiempo (1958) se centra en la violencia y en la naturaleza represiva del gobierno cubano durante la década de 1950.<br />
En 1962 publicó El siglo de las luces, en la que narra la vida de tres personajes arrastrados por el vendaval de la Revolución Francesa. Más que una novela histórica, o una novela de ideas es, en la interpretación de algunos críticos, una cabal novela filosófica.<br />
Concierto Barroco (1974) es una novela en la que expone sus visiones acerca de la mezcla de culturas en Hispanoamérica.<br />
El recurso del método (1974) y La consagración de la primavera (1978), obras complementarias y difíciles; la primera suele "considerarse como la historia de la destrucción de un mundo", la caída del mito del hombre de orden, mientras que la segunda representa la larga crónica del triunfo en Cuba de un nuevo mito, que Carpentier trata de explicar desde su imposible papel de espectador: el autor trata de explicar el inconciliable desajuste entre el tiempo del hombre y el tiempo de la historia.<br />
A pesar de su corta producción narrativa, Carpentier está considerado como uno de los grandes escritores del siglo XX. Él fue el primer escritor latinoamericano que afirmó que Hispanoamérica era el barroco americano abriendo una vía literaria imaginativa y fantástica pero basada en la realidad americana, su historia y mitos. Su lenguaje rico, colorista y majestuoso está influido por los escritores españoles del Siglo de Oro y crea unos ambientes universales donde no le interesan los personajes concretos, ni profundizar en la psicología individual de sus personajes, sino que crea arquetipos el villano, la víctima, el liberador de una época.<br />
Muere en 1980 en París, donde era embajador de Cuba.</div>
Solange Valleshttp://www.blogger.com/profile/15063118537303350171noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2106335022031816234.post-61125110763472728062012-10-15T07:46:00.002-07:002012-10-15T08:20:12.033-07:00Análisis del cuento "Pataruco"-Rómulo Gallegos<br />
<div style="background-image: url(file:///Users/imac/Desktop/trabajo%20final%20/A.ROMULO%20GALLEGOS.html); background-repeat: repeat repeat; color: #333300; font-family: 'Times New Roman', Times, serif;">
<div align="center" class="style1" style="font-weight: bold;">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">VOCABULARIO:</span></div>
<div align="center" class="style1" style="font-weight: bold;">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span></div>
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">1. Pataruco: Dicho de un gallo: Que no es de raza pura ni bueno para la pelea.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">2. Joropo: Música y danza popular venezolanas, de zapateo y diversas figuras, que se ha extendido a los países vecinos.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">3. Pasaje: Tránsito o mutación hecha con arte, de una voz o de un tono a otro.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">4. Vernáculo: Dicho especialmente del idioma o lengua: Doméstico, nativo, de nuestra casa o país.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">5. Escobillao: Escobillado. En algunos bailes tradicionales, acción y efecto de escobillar.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">6. Aragüeño: Perteneciente o relativo a este Estado de Venezuela.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">7. Jadeantes: Que Respira anhelosamente por efecto de algún trabajo o ejercicio impetuoso.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">8. Lascivos: Lujuriosos Apatía: Impasibilidad del ánimo.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">9. Araguaney: Garrote hecho con la madera de este árbol.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">10. Bregaba: Dicho de una persona: Luchar, reñir, forcejear con otra u otras</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">11.Bullanguero: Alborotador, amigo de bullangas.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">12. Romería: Fiesta popular que con meriendas, bailes, etc., se celebra en el campo inmediato a alguna ermita o santuario el día de la festividad religiosa del lugar</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">13. Trajinar: Acarrear o llevar géneros de un lugar a otro.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">14. Repechosas: Cuesta bastante pendiente y no larga.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">15. Guamo: Árbol americano de la familia de las Mimosáceas, de ocho a diez metros de altura, con tronco delgado y liso, hojas alternas compuestas de hojuelas elípticas, y flores blanquecinas en espigas axilares, con vello sedoso. Su fruto es la guama, y se planta para dar sombra al café.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">16. Crótalo: Serpiente venenosa de América, que tiene en el extremo de la cola unos anillos óseos, con los cuales hace al moverse cierto ruido particular.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">17. Macaurel: Serpiente de Venezuela, no venenosa y parecida a la tragavenado, pero de menor tamaño.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">18. Gañidos: Quejido de otros animales.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">19. Báquiros: Mamífero paquidermo, cuyo aspecto es el de un jabato de seis meses, sin cola, con cerdas largas y fuertes, colmillos pequeños y una glándula en lo alto del lomo, de forma de ombligo, que segrega una sustancia fétida. Vive en los bosques de la América Meridional y su carne es apreciada.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">20. Quemazón: Acción y efecto de quemar o quemarse.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">21. Azares: Casualidades, caso fortuito.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">22. Botijuela: Botija ocultada en un muro o en tierra con monedas de la época colonial.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">23. Chivaterías: Engañar mediante picardías o artimañas.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">24. Trillar: Quebrantar la mies tendida en la era, y separar el grano de la paja.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">25. Depurado: Pulido, trabajado, elaborado cuidadosamente.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">26. Agreste: Áspero, inculto o lleno de maleza. Rudo, tosco, grosero, falto de urbanidad.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">27. Efímero: Pasajero, de corta duración.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">28. Postre: A lo último, al fin.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">29. Reminiscencia: Recuerdo vago e impreciso.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">30. Mascarada: Festín o sarao de personas enmascaradas.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">31. Blondo: Rubio</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">32. Fulminó: Mató o herió con ellos.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">33. Conterráneo: Natural de la misma tierra que otra persona.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">34. Instancias : Memoriales, solicitudes.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">35. Faena: Trabajo corporal.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">36. Bucare: Árbol americano de la familia de las Papilionáceas, de unos diez metros de altura, con espesa copa, hojas compuestas de hojuelas puntiagudas y truncadas en la base, y flores blancas. Sirve en Venezuela para defender contra el rigor del sol los plantíos de café y de cacao, dándoles sombra.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">37. Monorrítmico: De un solo ritmo.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">38.Fronda: Hoja de una planta.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">39. Perenne: Continuo, incesante, que no tiene intermisión. Que vive más de dos años.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">40. Impasible: Incapaz de padecer o sentir.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">41. Chicheaban: Emitir repetidamente el sonido inarticulado de s y ch, por lo común para manifestar desaprobación o desagrado</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">42. Lubrico: Propenso a un vicio, y particularmente a la lujuria.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">43. Inmisericorde: Dicho de una persona: Que no se compadece de nadie.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">44.Pringoso: Que tiene pringue o está grasiento o pegajoso.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">45.Inusitado: No usado, desacostumbrado.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span>
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span>
<div align="center" class="style2" style="font-weight: bold;">
<a href="file:///Users/imac/Desktop/trabajo%20final%20/caratula.html" style="background-color: white;">PATARUCO</a></div>
<div align="center">
<strong style="background-color: white;">Rómulo Gallegos</strong></div>
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span>
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Pataruco era el mejor arpista de la Fila de Mariches. Nadie como él sabía puntear un joropo, ni nadie darle tan sabrosa cadencia al canto de un pasaje, ese canto lleno de melancolía de la música vernácula. Tocaba con sentimiento, compenetrado en el alma del aire que arrancaba a las cuerdas grasientas sus dedos virtuosos, retorciéndose en la jubilosa embriaguez del escobillao del golpe aragüeño, echando el rostro hacia atrás, con los ojos en blanco, como para sorberse toda la quejumbrosa lujuria del pasaje, vibrando en el espasmo musical de la cola, a cuyos acordes los bailadores jadeantes lanzaban gritos lascivos, que turbaban a las mujeres, pues era fama que los joropos de Pataruco, sobre todo cuando éste estaba medio «templao», bailados de la «madrugá p'abajo», le calentaban la sangre al más apático.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Por otra parte el Pataruco era un hombre completo y en donde él tocase no había temor de que a ningún maluco de la región se le antojase «acabar el joropo» cortándole las cuerdas al arpa, pues con un araguaney en las manos el indio era una notabilidad y había que ver cómo bregaba. Por estas razones, cuando en la época de la cosecha del café llegaban las bullangueras romerías de las escogedoras y las noches de la Fila comenzaban a alegrarse con el son de las guitarras y con el rumor de las «parrandas», al Pataruco no le alcanzaba el tiempo para tocar los joropos que «le salían» en los ranchos esparcidos en las haciendas del contorno.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Pero no había de llegar a viejo con el arpa al hombro, trajinando por las cuestas repechosas de la Fila, en la oscuridad de las noches llenas de consejas pavorizantes y cuya negrura duplicaban los altos y coposos guamos de los cafetales, poblados de siniestros rumores de crótalos, silbidos de macaureles y gañidos espeluznantes de váquiros sedientos que en la época de las quemazones bajaban de las montañas de Capaya, huyendo del fuego que invadiera sus laderas, y atravesaban las haciendas de la Fila, en manadas bravías en busca del agua escasa.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Azares propicios de la suerte o habilidades o virtudes del hombre, convirtiéronle, a la vuelta de no muchos años, en el hacendado más rico de Mariches. Para explicar el milagro salía a relucir en las bocas de algunos la manoseada patraña de la legendaria botijuela colmada de onzas enterradas por «los españoles»; otros escépticos y pesimistas, hablaban de chivaterías del Pataruco con una viuda rica que le nombró su mayordomo y a quien despojara de su hacienda; otros por fin, y eran los menos, atribuían el caso a la laboriosidad del arpista, que de peón de trilla había ascendido virtuosamente hasta la condición de propietario. Pero, por esto o por aquello, lo cierto era que el indio le había echado para siempre «la colcha al arpa» y vivía en Caracas en casa grande, casado con una mujer blanca y fina de la cual tuvo numerosos hijos en cuyos pies no aparecían los formidables juanetes que a él le valieron el sobrenombre de Pataruco.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Uno de sus hijos, Pedro Carlos, heredó la vocación por la música. Temerosa de que el muchacho fuera a salirle arpista, la madre procuró extirparle la afición; pero como el chico la tenía en la sangre y no es cosa hacedera torcer o frustrar las leyes implacables de la naturaleza, la señora se propuso entonces cultivársela y para ello le buscó buenos maestros de piano. Más tarde, cuando ya Pedro, Carlos era un hombrecito, obtuvo del marido que lo enviase a Europa a perfeccionar sus estudios, porque, aunque lo veía bien encaminado y con el gusto depurado en el contacto con lo que ella llamaba la «música fina», no se le quitaba del ánimo maternal y supersticioso el temor de verlo, el día menos pensado, con un arpa en las manos punteando un joropo. De este modo el hijo de Pataruco obtuvo en los grandes centros civilizados del mundo un barniz de cultura que corría pareja con la acción suavizadora y blanqueante del clima sobre el cutis, un tanto revelador de la mezcla de sangre que había en él, y en los centros artísticos que frecuentó con éxito relativo, una conveniente educación musical.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Así, refinado y nutrido de ideas, tornó a la Patria al cabo de algunos años y si en el hogar halló, por fortuna, el puesto vacío que había dejado su padre, en cambio encontró acogida entusiasta y generosa entre sus compatriotas.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Traía en la cabeza un hervidero de grandes propósitos: soñaba con traducir en grandiosas y nuevas armonías la agreste majestad del paisaje vernáculo, lleno de luz gloriosa; la vida impulsiva y dolorosa de la raza que se consume en momentáneos incendios de pasiones violentas y pintorescas, como efímeros castillos de fuegos artificiales, de los cuales a la postre y bien pronto, sólo queda la arboladura lamentable de los fracasos tempranos. Estaba seguro de que iba a crear la música nacional.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Creyó haberlo logrado en unos motivos que compuso y que dio a conocer en un concierto en cuya expectativa las esperanzas de los que estaban ávidos de una manifestación de arte de tal género, cuajaron en prematuros elogios del gran talento musical del compatriota. Pero salieron frustradas las esperanzas: la música de Pedro Carlos era un conglomerado de reminiscencias de los grandes maestros, mezcladas y fundidas con extravagancias de pésimo gusto que, pretendiendo dar la nota típica del colorido local sólo daban la impresión de una mascarada de negros disfrazados de príncipes blondos. Alguien condensó en un sarcasmo brutal, netamente criollo, la decepción sufrida por el público entendido: -Le sale el pataruco; por mucho que se las tape, se le ven las plumas de las patas.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Y la especie, conocida por el músico, le fulminó el entusiasmo que trajera de Europa. Abandonó la música de la cual no toleraba ni que se hablase en su presencia. Pero no cayó en el lugar común de considerarse incomprendido y perseguido por sus coterráneos. El pesimismo que le dejara el fracaso, penetró más hondo en su corazón, hasta las raíces mismas del ser. Se convenció de que en realidad era un músico mediocre, completamente incapacitado para la creación artística, sordo en medio de una naturaleza muda, porque tampoco había que esperar de ésta nada que fuese digno de perdurar en el arte.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Y buscando las causas de su incapacidad husmeó el rastro de la sangre paterna. Allí estaba la razón: estaba hecho de una tosca substancia humana que jamás cristalizaría en la forma delicada y noble del arte, hasta que la obra de los siglos no depurase el grosero barro originario. Poco tiempo después nadie se acordaba de que en él había habido un músico.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Una noche en su hacienda de la Fila de Mariches, a donde había ido a instancias de su madre, a vigilar las faenas de la cogida del café, paseábase bajo los árboles que rodeaban la casa, reflexionando sobre la tragedia muda y terrible que escarbaba en su corazón, como una lepra implacable y tenaz. Las emociones artísticas habían olvidado los senderos de su alma y al recordar sus pasados entusiasmos por la belleza, le parecía que todo aquello había sucedido en otra persona, muerta hacía tiempo, que estaba dentro de la suya emponzoñándole la vida.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Sobre su cabeza, más allá de las copas oscuras de los guamos y de los bucares que abrigaban el cafetal, más allá de las lomas cubiertas de suaves pajonales que coronaban la serranía, la noche constelada se extendía llena de silencio y de serenidad. Abajo alentaba la vida incansable en el rumor monorrítmico de la fronda, en el perenne trabajo de la savia que ignora su propia finalidad sin darse cuenta de lo que corre para componer y sustentar la maravillosa arquitectura del árbol o para retribuir con la dulzura del fruto el melodioso regalo del pájaro; en el impasible reposo de la tierra, preñado de formidables actividades que recorren su círculo de infinitos a través de todas las formas, desde la más humilde hasta las más poderosas. Y el músico pensó en aquella oscura semilla de su raza que estaba en él pudriéndose en un hervidero de anhelos imposibles. ¿Estaría acaso germinando, para dar a su tiempo, algún zazonado fruto imprevisto?</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Prestó el oído a los rumores de la noche. De los campos venían ecos de una parranda lejana: entre ratos el viento traía el son quejumbroso de las guitarras de los escogedores. Echó a andar, cerro abajo, hacia el sitio donde resonaban las voces festivas: sentía como si algo más poderoso que su voluntad lo empujara hacia un término imprevisto.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Llegado al rancho del joropo, detúvose en la puerta a contemplar el espectáculo. A la luz mortal de los humosos candiles, envueltos en la polvareda que levantaba el frenético escobilleo del golpe, los peones de la hacienda giraban ebrios de aguardiente, de música y de lujuria. Chicheaban las maracas acompañando el canto dormilón del arpa, entre ratos levantábase la voz destemplada del «cantador» para incrustar un «corrido» dedicado a alguno de los bailadores y a momentos de un silencio lleno de jadeos lúbricos, sucedían de pronto gritos bestiales acompañados de risotadas. Pedro Carlos sintió la voz de la sangre; aquella era su verdad, la inmisericorde verdad de la naturaleza que burla y vence los artificios y las equivocaciones del hombre: él no era sino un arpista, como su padre, como el Pataruco.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Pidió al arpista que le cediera el instrumento y comenzó a puntearlo, como si toda su vida no hubiera hecho otra cosa. Pero los sones que salían ahora de las cuerdas pringosas no eran, como los de antes, rudos, primitivos, saturados de dolorosa desesperación que era un grañido de macho en celo o un grito de animal herido; ahora era una música extraña, pero propia, auténtica, que tenía del paisaje la llameante desolación y de la raza la rabiosa nostalgia del africano que vino en el barco negrero y la melancólica tristeza del indio que vio caer su tierra bajo el imperio del invasor. Y era aquello tan imprevisto que, sin darse cuenta de por qué lo hacían, los bailadores se detuvieron a un mismo tiempo y se quedaron viendo con extrañeza al inusitado arpista. De pronto uno dio un grito: había reconocido en la rara música, nunca oída, el aire de la tierra, y la voz del alma propias. Y a un mismo tiempo, como antes, lanzáronse los bailadores en el frenesí del joropo.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Poco después camino de su casa, Pedro Carlos iba jubiloso, llena el alma de música. Se había encontrado a sí mismo; ya oía la voz de la tierra... En pos de él camina en silencio un peón de la hacienda.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Al fin dijo:</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">-Don Pedro, ¿cómo se llama ese joropo que usté ha tocao?</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">-Pataruco.</span><br />
<div align="right">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Abril de 1919.</span></div>
<div align="right">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div align="right">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div align="center" class="style2" style="font-weight: bold;">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">ANÁLISIS DEL CUENTO PATARUCO</span></div>
<div align="center">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div align="left">
<strong style="background-color: white;">Personaje principal:</strong><img align="right" height="221" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEijkpsR5tzGb9J3xe0bmRH-jIuVUOJOExqbdcCkyExVY-aIIWXSiswHJY9IJjvzu2SxwdNbBN8JAN9wT3s_ySPJnbrWGJYff1itNgn6jp9iRO0fv542vJd6Gs0cfUCCt1HjIqQ4Vvq3Vkkf/s1600/joropo.jpg" width="342" /></div>
<div align="left">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">El personaje principal de Pataruco, es Pedro Carlos, hijo de Pataruco, un popular arpista indio, y de una mujer blanca y fina. Pedro Carlos fue el único hijo que heredó la vocación por la música de su padre, razón por la cual fue enviado por su madre a Europa, pues esta deseaba evitar que su hijo siguiera los pasos de su padre. Pedro Carlos se sentía identificado con la música, con su formación académica se convirtió en un hombre refinado y nutrido de ideas, puesto que era un muchacho lleno de sueños: soñaba con traducir en grandiosas y nuevas armonías la tosca majestad del paisaje nativo. Estaba seguro de que iba a crear la música nacional. Al verse rechazado por su patria y al no obtener la aceptación que el esperaba, se convirtió en una persona fracasado y mediocre, sin sueños, por lo que decidió alejarse y olvidarse de la música. Hasta que se dio cuenta de que en su sangre llevaba una tosca substancia humana que jamás cristalizaría en la forma delicada y noble del arte; con lo que pudo seguir adelante con aceptación, valentía y sintiéndose orgulloso de su raza y sobre todo sintiéndose orgulloso de su padre.</span></div>
<div align="left">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div align="left">
<strong style="background-color: white;">Personajes secundarios:</strong></div>
<div align="left">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Los personajes secundarios del cuento "Pataruco" son:</span></div>
<div align="left">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">La madre de Pedro Carlos, una mujer blanca y fina, de muy buena familia</span></div>
<div align="center">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><img height="279" src="http://www.revistacronopio.com/wp-content/uploads/2012/06/transge-02.jpg" width="199" /></span></div>
<div align="left">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">El padre de Pedro Carlos, un arpista indio.</span></div>
<div align="center">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><img height="243" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgswmnC3XGf7m8ghJuDOi7H1enj5eohZ0hPAv0e0XdQAYI9avnS-EX4JrJwXn4HYyZQI15BkDPMLfl-YSaC9oXkhPGAbcIPl55jCAHkJB4zpIc58HBWIZ6Fq8Ml3Q7YEtJyJ_3iMcTB2Oc/s320/joropo-tuyero.jpg" width="182" /></span></div>
<div align="left">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div align="left">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">La gente de la hacienda, que eran personas muy alegres las cuales disfrutaban del joropo, fiesta popular en venezuela.</span></div>
<div align="center">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><img height="350" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhwwdcbyVONDg1cvUm6_DcXNz4dy_DI2h5BUfnTjUJoQ9bVtbj0KYQeWIi32Wn1liJJJZiAvYwp5_YwuAT2RYgRG-lrP1romWaRxgWo8pG6IW9vrD52i8pCMtbewjP69bMO0gm541ywb1OZ/s1600/Joropo-dibujo+Eloy+Palacios+1912-wikip.jpg" width="365" /></span></div>
<div align="left">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div align="left">
<strong style="background-color: white;">Tema:</strong></div>
<div align="left">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">El cuento Patatuco, escrito por Rómulo Gallegos pertenece al género narrativo ya que nos relata un hecho o acontecimiento en prosa, pues no utiliza el verso para contar la historia. Este cuento gira en torno a la autenticidad, un problema central tanto en las obras de Rómulo Gallegos como en la narrativa latinoamericana. Como lo afirma la siguiente cita textual en la cual expresa que Pedro Carlos es mestizo y su música incorpora lo indígena, lo africano y lo europeo. “…era una música extraña, pero propia, auténtica, que tenía del paisaje la llameante desolación y de la raza la rabiosa nostalgia del africano que vino en el barco negrero y la melancólica tristeza del indio que vio caer su tierra bajo el imperio del invasor…” Rómulo Gallegos. "Pataruco"</span></div>
<div align="left">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div align="left">
<strong style="background-color: white;">Ideas:</strong></div>
<div align="left">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">El cuento Pataruco es desarrollado en un escenario de mestizaje, puesto que Pedro Carlos era hijo de Pataruco, un popular arpista indio, y de una mujer blanca. Su madre para evitar que el joven, siguiera las huellas de su padre, lo envía a Europa para estudiar música clásica. El joven al volver de su largo viaje se siente identificado con su Tierra natal y el esfuerzo de su madre por alejarlo de sus raíces resulta vano, puesto que después de haberse tomado un tiempo para rencontrarse consigo mismo, Pedro Carlos, une las diversas influencias recibidas, para crear una música inesperada, extraña pero propia y auténtica, apreciada por el rancho del joropo. Como lo muestra la siguiente cita textual: “…el indio vivía en Caracas en casa grande, casado con una mujer blanca y fina de la cual tuvo numerosos hijos en cuyos pies no aparecían los formidables juanetes que a él le valieron el sobrenombre de Pataruco(…) De pronto uno dio un grito: había reconocido en la rara música, nunca oída, el aire de la tierra, y la voz del alma propias. Y a un mismo tiempo, como antes, lanzáronse los bailadores en el frenesí del joropo.” Rómulo Gallegos. "Pataruco"</span></div>
<div align="left">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Como segundo escenario tenemos la naturaleza y el realismo, pues Gallegos en su obra describe la selva y los llanos conjuntamente con su música, formas de vida, formas de relacionarse e incluso el lenguaje y su forma de expresarse; las tradiciones y costumbres que se las lleva en la sangre, esa sangre que Pedro Carlos siente al oír la música del arpa y reconoce en ella su verdad. Como lo afirma la siguiente cita textual: “Pedro Carlos sintió la voz de la sangre; aquella era su verdad, la inmisericorde verdad de la naturaleza que burla y vence los artificios y las equivocaciones del hombre: él no era sino un arpista, como su padre, como el Pataruco". Rómulo Gallegos. "Pataruco"</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span></div>
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<strong style="background-color: white;">Espacio:</strong></div>
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<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Esta historia se desarrolla en un espacio abierto específicamente en Venezuela, Caracas en Fila de Mariches, en donde vivían personas llenas de costumbres y tradiciones, las cuales demostraban a través del joropo, música y danza popular de Venezuela, realizada especialmente en la época de la cosecha del café pues llegaban las romerías y las noches de la Fila comenzaban a alegrarse con el son de las guitarras y con el ruido de las fiestas. Como lo indica la siguiente cita textual: “Pataruco era el mejor arpista de la Fila de Mariches. Nadie como él sabía puntear un joropo, ni nadie darle tan sabrosa cadencia al canto de un pasaje, ese canto lleno de melancolía de la música vernácula. Tocaba con sentimiento, compenetrado en el alma del aire que arrancaba a las cuerdas grasientas sus dedos virtuosos, retorciéndose en la jubilosa embriaguez del escobillao del golpe aragüeño.” Rómulo Gallegos. "Pataruco".</span></div>
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<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span></div>
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<strong style="background-color: white;">Secuencia narrativa:</strong></div>
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<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">La secuencia narrativa de el cuento es lineal pues relata la historia en una misma secuencia y en un mismo tiempo. El tipo de narrador que se presenta en este relato es omnisciente puesto que la persona que cuenta la historia tiene conocimiento total y absoluto de los hechos. Sabe lo que piensan y sienten los personajes, es decir lo sabe todo y está en todas partes. Como lo muestra la siguiente cita textual: “Poco después camino de su casa, Pedro Carlos iba jubiloso, llena el alma de música. Se había encontrado a sí mismo; ya oía la voz de la tierra... En pos de él camina en silencio un peón de la hacienda. Al fin dijo: -Don Pedro, ¿cómo se llama ese joropo que usté ha tocao? -Pataruco.” Rómulo Gallegos. "Pataruco"</span></div>
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<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span></div>
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<strong style="background-color: white;">Ámbito:</strong></div>
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<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">En el cuento Pataruco, la ideología más notable es la necesidad de recuperar los valores culturales venezolanos, como expresó Rómulo Gallegos en uno de sus artículos en 1912, puesto que en el cuento muestra las tradiciones, costumbres, y el lenguaje, propio y autentico tomado del habla popular; además presenta a través del cuento uno de los problemas de la realidad nacional como era el mestizaje. Como lo muestra la siguiente cita textual: "Y era aquello tan imprevisto que, sin darse cuenta de por qué lo hacían, los bailadores se detuvieron a un mismo tiempo y se quedaron viendo con extrañeza al inusitado arpista. De pronto uno dio un grito: había reconocido en la rara música, nunca oída, el aire de la tierra, y la voz del alma propias. Y a un mismo tiempo, como antes, lanzáronse los bailadores en el frenesí del joropo." Rómulo Gallegos. "Pataruco".</span></div>
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<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span></div>
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<strong style="background-color: white;">Conclusión:</strong></div>
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<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Como conclusión de este relato podemos decir que el autor mediante esta obra quiso mostrar la realidad de las personas en Venezuela, y darnos a conocer un poco más acerca de sus pueblos con sus costumbres, tradiciones y, que podamos conocer e imaginar cuan bello es el país venezolano con su flora y fauna muy diversa; y como aporte personal podemos decir que debemos defender nuestra cultura, nuestras tradiciones y costumbres, pues eso es lo que nos identifica y nos hace diferentes a los demás, por otra parte no debemos dejar que nada ni nadie opaque nuestras raíces, debemos sentirnos orgullosos de ser lo que somos y hacer lo que nos gusta, sin importar el que dirán.</span></div>
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<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><iframe allowfullscreen='allowfullscreen' webkitallowfullscreen='webkitallowfullscreen' mozallowfullscreen='mozallowfullscreen' width='320' height='266' src='https://www.youtube.com/embed/ZSFIOX0wzL8?feature=player_embedded' frameborder='0'></iframe></span></div>
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span></div>
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Solange Valleshttp://www.blogger.com/profile/15063118537303350171noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-2106335022031816234.post-71773905345030130452012-10-15T07:37:00.001-07:002012-10-15T07:37:45.887-07:00Análisis del cuento "Lluvia de fuego"-Leopoldo Lugones<br />
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<br /></div>
<div align="center" class="style1" style="font-family: 'Times New Roman', Times, serif; font-size: 24px;">
<strong>VOCABULARIO:</strong></div>
<div align="left" style="font-family: 'Times New Roman', Times, serif;">
1. Próceres: Personas respetables, elevadas y de la más alta distinción social</div>
<div align="left" style="font-family: 'Times New Roman', Times, serif;">
2. Hidalguía: Nobleza y generosidad</div>
<div align="left" style="font-family: 'Times New Roman', Times, serif;">
3. Aristocracia: clase que sobresale entre las demás por alguna circunstancia</div>
<div align="left" style="font-family: 'Times New Roman', Times, serif;">
4. Anticlerical: Actitud contraria a Influencias del clero en los asuntos políticos o sociales de un Estado</div>
<div align="left" style="font-family: 'Times New Roman', Times, serif;">
5. Autodidacta: Que se educa o instruye por sus propios medios</div>
<div align="left" style="font-family: 'Times New Roman', Times, serif;">
6. Sublevar: Producir indignación, promover sentimientos de protesta</div>
<div align="left" style="font-family: 'Times New Roman', Times, serif;">
7. Payadores: Cantores populares que, acompañándose con una guitarra, y generalmente en contrapunto con otro, improvisan sobre temas variados</div>
<div align="left" style="font-family: 'Times New Roman', Times, serif;">
8. Bizarro: Valiente, gallardo</div>
<div align="left" style="font-family: 'Times New Roman', Times, serif;">
9. Chambergo: cuyo estilo responde al del uniforme de la guardia de Carlos</div>
<div align="left" style="font-family: 'Times New Roman', Times, serif;">
10. Fructífera: Que produce fruto, beneficio o utilidad</div>
<div align="left" style="font-family: 'Times New Roman', Times, serif;">
11. Insipiente: Que se está iniciando</div>
<div align="left" style="font-family: 'Times New Roman', Times, serif;">
12. Panfletos: libro o escrito que encierra una propaganda política</div>
<div align="left" style="font-family: 'Times New Roman', Times, serif;">
13. Esotérico: Oculto, secreto, reservado a unos pocos</div>
<div align="left" style="font-family: 'Times New Roman', Times, serif;">
14. Teosofía: Conocimiento profundo de la divinidad mediante la meditación personal y la iluminación interior.</div>
<div align="left" style="font-family: 'Times New Roman', Times, serif;">
15. Vertiginoso: muy rápido</div>
<div align="left" style="font-family: 'Times New Roman', Times, serif;">
16. Solariego: Antiguo y noble</div>
<div align="left" style="font-family: 'Times New Roman', Times, serif;">
<br /></div>
<div align="left" style="font-family: 'Times New Roman', Times, serif;">
<br /></div>
<div align="left" style="font-family: 'Times New Roman', Times, serif;">
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<div align="center" class="style1" style="font-family: 'Times New Roman', Times, serif; font-size: 24px;">
<strong><a href="file:///Users/imac/Desktop/trabajo%20final%20/caratula.html">LLUVIA DE FUEGO</a></strong></div>
<div align="center" style="font-family: 'Times New Roman', Times, serif;">
<strong>Leopoldo Lugones</strong></div>
<div style="font-family: 'Times New Roman', Times, serif;">
Recuerdo que era un día de sol hermoso, lleno del hormigueo popular, en las calles atronadas de vehículos. Un día asaz cálido y de tersura perfecta. Desde mi terraza dominaba una vasta confusión de techos, vergeles salteados, un trozo de bahía punzado de mástiles, la recta gris de una avenida... A eso de las once cayeron las primeras chispas. Una aquí, otra allá -partículas de cobre semejantes a las morcellas de un pábilo; partículas de cobre incandescente que daban en el suelo con un ruidecito de arena. El cielo seguía de igual limpidez; el rumor urbano no decrecía. Únicamente los pájaros de mi pajarera cesaron de cantar.</div>
<div style="font-family: 'Times New Roman', Times, serif;">
Casualmente lo había advertido, mirando hacia el horizonte en un momento de abstracción. Primero creí en una ilusión óptica formada por mi miopía. Tuve que esperar largo rato para ver caer otra chispa, pues la luz solar anegábalas bastante; pero el cobre ardía de tal modo, que se destacaban lo mismo. Una rapidísima vírgula de fuego, y el golpecito en la tierra. Así, a largos intervalos. Debo confesar que al comprobarlo, experimenté un vago terror. Exploré el cielo en una ansiosa ojeada. Persistía la limpidez. ¿De dónde venía aquel extraño granizo? ¿Aquel cobre? ¿Era cobre?...</div>
<div style="font-family: 'Times New Roman', Times, serif;">
Acababa de caer una chispa en mi terraza, a pocos pasos. Extendí la mano; era, a no caber duda, un gránulo de cobre que tardó mucho en enfriarse. Por fortuna la brisa se levantaba, inclinando aquella lluvia singular hacia el lado opuesto de mi terraza. Las chispas eran harto ralas, además. Podía creerse por momentos que aquello había ya cesado. No cesaba. Uno que otro, eso sí, pero caían siempre los temibles gránulos. En fin, aquello no había de impedirme almorzar, pues era el mediodía. Bajé al comedor atravesando el jardín, no sin cierto miedo de las chispas. Verdad es que el toldo, corrido para evitar el sol, me resguardaba...</div>
<div style="font-family: 'Times New Roman', Times, serif;">
¿Me resguardaba? Alcé los ojos; pero un toldo tiene tantos poros, que nada pude descubrir. En el comedor me esperaba un almuerzo admirable; pues mi afortunado celibato sabía dos cosas sobre todo: leer y comer. Excepto la biblioteca, el comedor era mi orgullo. Ahíto de mujeres y un poco gotoso, en punto a vicios amables nada podía esperar ya sino de la gula. Comía solo, mientras un esclavo me leía narraciones geográficas. Nunca había podido comprender las comidas en compañía; y si las mujeres me hastiaban, como he dicho, ya comprenderéis que aborrecía a los hombres.</div>
<div style="font-family: 'Times New Roman', Times, serif;">
¡Diez años me separaban de mi última orgía! Desde entonces, entregado a mis jardines, a mis peces, a mis pájaros, faltábame tiempo para salir. Alguna vez, en las tardes muy calurosas, un paseo a la orilla del lago. Me gustaba verlo, escamado de luna al anochecer, pero esto era todo y pasaba meses sin frecuentarlo.</div>
<div style="font-family: 'Times New Roman', Times, serif;">
La vasta ciudad libertina era para mí un desierto donde se refugiaban mis placeres. Escasos amigos; breves visitas; largas horas de mesa; lecturas; mis peces; mis pájaros; una que otra noche tal cual orquesta de flautistas, y dos o tres ataques de gota por año... Tenía el honor de ser consultado para los banquetes, y por ahí figuraban, no sin elogio, dos o tres salsas de mi invención. Esto me daba derecho -lo digo sin orgullo- a un busto municipal, con tanta razón como a la compatriota que acababa de inventar un nuevo beso. Entre tanto, mi esclavo leía. Leía narraciones de mar y de nieve, que comentaban admirablemente, en la ya entrada siesta, el generoso frescor de las ánforas. La lluvia de fuego había cesado quizá, pues la servidumbre no daba muestras de notarla.</div>
<div style="font-family: 'Times New Roman', Times, serif;">
De pronto, el esclavo que atravesaba el jardín con un nuevo plato, no pudo reprimir un grito. Llegó, no obstante, a la mesa; pero acusando con su lividez un dolor horrible. Tenía en su desnuda espalda un agujerillo, en cuyo fondo sentíase chirriar aún la chispa voraz que lo había abierto. Ahogámosla en aceite, y fue enviado al lecho sin que pudiera contener sus ayes. Bruscamente acabó mi apetito; y aunque seguí probando los platos para no desmoralizar a la servidumbre, aquélla se apresuró a comprenderme. El incidente me había desconcertado.</div>
<div style="font-family: 'Times New Roman', Times, serif;">
Promediaba la siesta cuando subí nuevamente a la terraza. El suelo estaba ya sembrado de gránulos de cobre; mas no parecía que la lluvia aumentara. Comenzaba a tranquilizarme, cuando una nueva inquietud me sobrecogió. El silencio era absoluto. El tráfico estaba paralizado a causa del fenómeno, sin duda. Ni un rumor en la ciudad. Sólo, de cuando en cuando, un vago murmullo de viento sobre los árboles. Era también alarmante la actitud de los pájaros. Habíanse apelotonado en un rincón, casi unos sobre otros. Me dieron compasión y decidí abrirles la puerta. No quisieron salir; antes se recogieron más acongojados aún. Entonces comenzó a intimidarme la idea de un cataclismo.</div>
<div style="font-family: 'Times New Roman', Times, serif;">
Sin ser grande mi erudición científica, sabía que nadie mencionó jamás esas lluvias de cobre incandescente. ¡Lluvias de cobre! En el aire no hay minas de cobre. Luego aquella limpidez del cielo no dejaba conjeturar la procedencia. Y lo alarmante del fenómeno era esto. Las chispas venían de todas partes y de ninguna. Era la inmensidad desmenuzándose invisiblemente en fuego. Caía del firmamento el terrible cobre -pero el firmamento permanecía impasible en su azul. Ganábame poco a poco una extraña congoja; pero, cosa rara: hasta entonces no había pensado en huir. Esta idea se mezcló con desagradables interrogaciones. ¡Huir! ¿Y mi mesa, mis libros, mis pájaros, mis peces que acababa precisamente de estrenar un vivero, mis jardines ya ennoblecidos de antigüedad, mis cincuenta años de placidez, en la dicha del presente, en el descuido del mañana?...</div>
<div style="font-family: 'Times New Roman', Times, serif;">
¿Huir?... Y pensé con horror en mis posesiones (que no conocía) del otro lado del desierto, con sus camelleros viviendo en tiendas de lana negra y tomando por todo alimento leche cuajada, trigo tostado, miel agria... Quedaba una fuga por el lago, corta fuga después de todo, si en el lago como en el desierto, según era lógico, llovía cobre también; pues no viniendo aquello de ningún foco visible, debía ser general.</div>
<div style="font-family: 'Times New Roman', Times, serif;">
No obstante el vago terror que me alarmaba, decíame todo eso claramente, lo discutía conmigo mismo, un poco enervado a la verdad por el letargo digestivo de mi siesta consuetudinaria. Y después de todo, algo me decía que el fenómeno no iba a pasar de allí. Sin embargo, nada se perdía con hacer armar el carro. En ese momento llenó el aire una vasta vibración de campanas. Y casi junto con ella, advertí una cosa: ya no llovía cobre. El repique era una acción de gracias, coreada casi acto continuo por el murmullo habitual de la ciudad. Ésta despertaba de su fugaz atonía, doblemente gárrula. En algunos barrios hasta quemaban petardos.</div>
<div style="font-family: 'Times New Roman', Times, serif;">
Acodado al parapeto de la terraza, miraba con un desconocido bienestar solidario la animación vespertina que era todo amor y lujo. El cielo seguía purísimo. Muchachos afanosos recogían en escudillas la granalla de cobre, que los caldereros habían empezado a comprar. Era todo cuanto quedaba de la grande amenaza celeste.</div>
<div style="font-family: 'Times New Roman', Times, serif;">
Más numerosa que nunca, la gente de placer coloría las calles; y aun recuerdo que sonreí vagamente a un equívoco mancebo, cuya túnica recogida hasta las caderas en un salto de bocacalle, dejó ver sus piernas glabras, jaqueladas de cintas. Las cortesanas, con el seno desnudo según la nueva moda, y apuntalado en deslumbrante coselete, paseaban su indolencia sudando perfumes. Un viejo lenón erguido en su carro manejaba como si fuese una vela una hoja de estaño, que con apropiadas pinturas anunciaba amores monstruosos de fieras: ayunta-mientos de lagartos con cisnes; un mono y una foca; una doncella cubierta por la delirante pedrería de un pavo real. Bello cartel, a fe mía; y garantida la autenticidad de las piezas. Animales amaestrados por no sé qué hechicería bárbara, y desequilibrados con opio y con asafétida.</div>
<div style="font-family: 'Times New Roman', Times, serif;">
Seguido por tres jóvenes enmascarados pasó un negro amabilísimo, que dibujaba en los patios, con polvos de colores derramados al ritmo de una danza, escenas secretas. También depilaba al oropimente y sabía dorar las uñas.</div>
<div style="font-family: 'Times New Roman', Times, serif;">
Un personaje fofo, cuya condición de eunuco se adivinaba en su morbidez, pregonaba al son de crótalos de bronces, cobertores de un tejido singular que producía el insomnio y el deseo. Cobertores cuya abolición habían pedido los ciudadanos honrados. Pues mi ciudad sabía gozar, sabía vivir. Al anochecer recibí dos visitas que cenaron conmigo. Un condiscípulo jovial, matemático cuya vida desarreglada era el escándalo de la ciencia, y un agricultor enriquecido. La gente sentía necesidad de visitarse después de aquellas chispas de cobre. De visitarse y de beber, pues ambos se retiraron completamente borrachos. Yo hice una rápida salida. La ciudad, caprichosamente iluminada, había aprovechado la coyuntura para decretarse una noche de fiesta. En algunas cornisas, alumbraban perfumando, lámparas de incienso. Desde sus balcones, las jóvenes burguesas, excesivamente ataviadas, se divertían en proyectar de un soplo a las narices de los transeúntes distraídos, tripas pintarrajeadas y crepitantes de cascabeles. En cada esquina se bailaba. De balcón a balcón cambiábanse flores y gatitos de dulce. El césped de los parques palpitaba de parejas.</div>
<div style="font-family: 'Times New Roman', Times, serif;">
Regresé temprano y rendido. Nunca me acogí al lecho con más grata pesadez de sueño. Desperté bañado en sudor, los ojos turbios, la garganta reseca. Había afuera un rumor de lluvia. Buscando algo, me apoyé en la pared, y por mi cuerpo corrió como un latigazo el escalofrío del miedo. La pared estaba caliente y conmovida por una sorda vibración. Casi no necesité abrir la ventana para darme cuenta de lo que ocurría.</div>
<div style="font-family: 'Times New Roman', Times, serif;">
La lluvia de cobre había vuelto, pero esta vez nutrida y compacta. Un caliginoso vaho sofocaba la ciudad; un olor entre fosfatado y urinoso apestaba el aire. Por fortuna, mi casa estaba rodeada de galerías y aquella lluvia no alcanzaba las puertas.</div>
<div style="font-family: 'Times New Roman', Times, serif;">
Abrí la que daba al jardín. Los árboles estaban negros, ya sin follaje; el piso, cubierto de hojas carbonizadas. El aire, rayado de vírgulas de fuego, era de una paralización mortal; y por entre aquéllas se divisaba el firmamento, siempre impasible, siempre celeste. Llamé, llamé en vano. Penetré hasta los aposentos famularios. La servidumbre se había ido. Envueltas las piernas en un cobertor de viso, acorazándome espaldas y cabeza con una bañera de metal que me aplastaba horriblemente, pude llegar hasta las caballerizas. Los caballos habían desaparecido también. Y con una tranquilidad que hacía honor a mis nervios, me di cuenta de que estaba perdido.</div>
<div style="font-family: 'Times New Roman', Times, serif;">
Afortunadamente, el comedor se encontraba lleno de provisiones; su sótano, atestado de vinos. Bajé a él. Conservaba todavía su frescura; hasta su fondo no llegaba la vibración de la pesada lluvia, el eco de su grave crepitación. Bebí una botella, y luego extraje de la alacena secreta el pomo de vino envenenado. Todos los que teníamos bodega poseíamos uno, aunque no lo usáramos ni tuviéramos convidados cargosos. Era un licor claro e insípido, de efectos instantáneos.</div>
<div style="font-family: 'Times New Roman', Times, serif;">
Reanimado por el vino, examiné mi situación. Era asaz sencilla. No pudiendo huir, la muerte me esperaba; pero con el veneno aquél, la muerte me pertenecía. Y decidí ver eso todo lo posible, pues era, a no dudarlo, un espectáculo singular. ¡Una lluvia de cobre incandescente! ¡La ciudad en llamas! Valía la pena. Subí a la terraza, pero no pude pasar de la puerta que daba acceso a ella. Veía desde allá lo bastante, sin embargo. Veía y escuchaba. La soledad era absoluta. La crepitación no se interrumpía sino por uno que otro ululato de perro, o explosión anormal. El ambiente estaba rojo; y a su través, troncos, chimeneas, casas, blanqueaban con una lividez tristísima. Los pocos árboles que conservaban follaje retorcíanse, negros, de un negro de estaño. La luz había decrecido un poco, no obstante de persistir la limpidez celeste. El horizonte estaba, esto sí, mucho más cerca, y como ahogado en ceniza. Sobre el lago flotaba un denso vapor, que algo corregía la extraordinaria sequedad del aire. Percibíase claramente la combustible lluvia, en trazos de cobre que vibraban como el cordaje innumerable de un arpa, y de cuando en cuando mezclábanse con ella ligeras flámulas. Humaredas negras anunciaban incendios aquí y allá. Mis pájaros comenzaban a morir de sed y hube de bajar hasta el aljibe para llevarles agua. El sótano comunicaba con aquel depósito, vasta cisterna que podía resistir mucho al fuego celeste; mas por los conductos que del techo y de los patios desembocaban allá, habíase deslizado algún cobre y el agua tenía un gusto particular, entre natrón y orina, con tendencia a salarse. Bastóme levantar las trampillas de mosaico que cerraban aquellas vías, para cortar a mi agua toda comunicación con el exterior.</div>
<div style="font-family: 'Times New Roman', Times, serif;">
Esa tarde y toda la noche fue horrendo el espectáculo de la ciudad. Quemada en sus domicilios, la gente huía despavorida, para arderse en las calles en la campiña desolada; y la población agonizó bárbaramente, con ayes y clamores de una amplitud, de un horror, de una variedad estupendos. Nada hay tan sublime como la voz humana. El derrumbe de los edificios, la combustión de tantas mercancías y efectos diversos, y más que todo, la quemazón de tantos cuerpos, acabaron por agregar al cataclismo el tormento de su hedor infernal. Al declinar el sol, el aire estaba casi negro de humo y de polvaredas. Las flámulas que danzaban por la mañana entre el cobre pluvial, eran ahora llamaradas siniestras. Empezó a soplar un viento ardentísimo, denso, como alquitrán caliente. Parecía que se estuviese en un inmenso horno sombrío. Cielo, tierra, aire, todo acababa. No había más que tinieblas y fuego. ¡Ah, el horror de aquellas tinieblas que todo el fuego, el enorme fuego de la ciudad ardida no alcanzaba a dominar; y aquella fetidez de pingajos, de azufre, de grasa cadavérica en el aire seco que hacía escupir sangre; y aquellos clamores que no sé cómo no acababan nunca, aquellos clamores que cubrían el rumor del incendio, más vasto que un huracán, aquellos clamores en que aullaban, gemían, bramaban todas las bestias con un inefable pavor de eternidad!... Bajé a la cisterna, sin haber perdido hasta entonces mi presencia de ánimo, pero enteramente erizado con todo aquel horror; y al verme de pronto en esa obscuridad amiga, al amparo de la frescura, ante el silencio del agua subterránea, me acometió de pronto un miedo que no sentía -estoy seguro- desde cuarenta años atrás, el miedo infantil de una presencia enemiga y difusa; y me eché a llorar, a llorar como un loco, a llorar de miedo, allá en un rincón, sin rubor alguno.</div>
<div style="font-family: 'Times New Roman', Times, serif;">
No fue sino muy tarde, cuando al escuchar el derrumbe de un techo, se me ocurrió apuntalar la puerta del sótano. Hícelo así con su propia escalera y algunos barrotes de la estantería, devolviéndome aquella defensa alguna tranquilidad; no porque hubiera de salvarme, sino por la benéfica influencia de la acción. Cayendo a cada instante en modorras que entrecortaban funestas pesadillas, pasé las horas. Continuamente oía derrumbes allá cerca. Había encendido dos lámparas que traje conmigo, para darme valor, pues la cisterna era asaz lóbrega. Hasta llegué a comer, bien que sin apetito, los restos de un pastel. En cambio bebí mucha agua. De repente mis lámparas empezaron a amortiguarse, y junto con eso el terror, el terror paralizante esta vez, me asaltó. Había gastado, sin prevenirlo, toda mi luz, pues no tenía sino aquellas lámparas. No advertí, al descender esa tarde, traerlas todas conmigo. Las luces decrecieron y se apagaron. Entonces advertí que la cisterna empezaba a llenarse con el hedor del incendio. No quedaba otro remedio que salir; y luego, todo, todo era preferible a morir asfixiado como una alimaña en su cueva. A duras penas conseguí alzar la tapa del sótano que los escombros del comedor cubrían... ...Por segunda vez había cesado la lluvia infernal. Pero la ciudad ya no existía. Techos, puertas, gran cantidad de muros, todas las torres yacían en ruinas. El silencio era colosal, un verdadero silencio de catástrofe. Cinco o seis grandes humaredas empinaban aún sus penachos; y bajo el cielo que no se había enturbiado ni un momento, un cielo cuya crudeza azul certificaba indiferencias eternas, la pobre ciudad, mi pobre ciudad, muerta, muerta para siempre, hedía como un verdadero cadáver.</div>
<div style="font-family: 'Times New Roman', Times, serif;">
La singularidad de la situación, lo enorme del fenómeno, y sin duda también el regocijo de haberme salvado, único entre todos, cohibían mi dolor reemplazándolo por una curiosidad sombría. El arco de mi zaguán había quedado en pie y asiéndome de las adarajas pude llegar hasta su ápice. No quedaba un solo resto combustible y aquello se parecía mucho a un escorial volcánico. A trechos, en los parajes que la ceniza no cubría, brillaba con un bermejor de fuego, el metal llovido. Hacia el lado del desierto, resplandecía hasta perderse de vista un arenal de cobre. En las montañas, a la otra margen del lago, las aguas evaporadas de éste condensábanse en una tormenta. Eran ellas las que habían mantenido respirable el aire durante el cataclismo. El sol brillaba inmenso, y aquella soledad empezaba a agobiarme con una honda desolación cuando hacia el lado del puerto percibí un bulto que vagaba entre las ruinas. Era un hombre, y habíame percibido ciertamente, pues se dirigía a mí. No hicimos ademán alguno de extrañeza cuando llegó, y trepando por el arco vino a sentarse conmigo. Tratábase de un piloto, salvado como yo en una bodega, pero apuñaleando a su propietario. Acababa de agotársele el agua y por ello salía. Asegurado a este respecto, empecé a interrogarlo. Todos los barcos ardieron, los muelles, los depósitos; y el lago habíase vuelto amargo. Aunque advertí que hablábamos en voz baja, no me atreví -ignoro por qué- a levantar la mía. Ofrecíle mi bodega, donde quedaban aún dos docenas de jamones, algunos quesos, todo el vino... De repente notamos una polvareda hacia el lado del desierto. La polvareda de una carrera. Alguna partida que enviaban, quizá, en socorro, los compatriotas de Adama o de Seboim.</div>
<div style="font-family: 'Times New Roman', Times, serif;">
Pronto hubimos de sustituir esta esperanza por un espectáculo tan desolador como peligroso. Era un tropel de leones, las fieras sobrevivientes del desierto, que acudían a la ciudad como a un oasis, furiosos de sed, enloquecidos de cataclismo. La sed y no el hambre los enfurecía, pues pasaron junto a nosotros sin advertirnos. ¡Y en qué estado venían! Nada como ellos revelaba tan lúgubremente la catástrofe.</div>
<div style="font-family: 'Times New Roman', Times, serif;">
Pelados como gatos sarnosos, reducida a escasos chicharrones la crin, secos los ijares, en una desproporción de cómicos a medio vestir con la fiera cabezota, el rabo agudo y crispado como el de una rata que huye, las garras pustulosas, chorreando sangre -todo aquello decía a las claras sus tres días de horror bajo el azote celeste, al azar de las inseguras cavernas que no habían conseguido ampararlos. Rondaban los surtidores secos con un desvarío humano en sus ojos, y bruscamente reemprendían su carrera en busca de otro depósito, agotado también, hasta que sentándose por último en torno del postrero, con el calcinado hocico en alto, la mirada vagorosa de desolación y de eternidad, quejándose al cielo, estoy seguro, pusiéronse a rugir.</div>
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Ah... nada, ni el cataclismo con sus horrores, ni el clamor de la ciudad moribunda era tan horroroso como ese llanto de fiera sobre las ruinas. Aquellos rugidos tenían una evidencia de palabra. Lloraban quién sabe qué dolores de inconsciencia y de desierto a alguna divinidad obscura. El alma sucinta de la bestia agregaba a sus terrores de muerte, el pavor de lo incomprensible. Si todo estaba lo mismo, el sol cotidiano, el cielo eterno, el desierto familiar, ¿por qué se ardían y por qué no había agua?... Y careciendo de toda idea de relación con los fenómenos, su horror era ciego, es decir, más espantoso. El transporte de su dolor elevábalos a cierta vaga noción de provenencia, ante aquel cielo de donde había estado cayendo la lluvia infernal; y sus rugidos preguntaban ciertamente algo a la cosa tremenda que causaba su padecer. Ah... esos rugidos, lo único de grandioso que conservaban aún aquellas fieras disminuidas: cual comentaban el horrendo secreto de la catástrofe; cómo interpretaban en su dolor irremediable la eterna soledad, el eterno silencio, la eterna sed...</div>
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Aquello no debía durar mucho. El metal candente empezó a llover de nuevo, más compacto, más pesado que nunca. En nuestro súbito descenso, alcanzamos a ver que las fieras se desbandaban buscando abrigo bajo los escombros. Llegamos a la bodega, no sin que nos alcanzaran algunas chispas; y comprendiendo que aquel nuevo chaparrón iba a consumar la ruina, me dispuse a concluir. Mientras mi compañero abusaba de la bodega -por primera y última vez, a buen seguro-decidí aprovechar el agua de la cisterna en mi baño fúnebre; y después de buscar inútilmente un trozo de jabón, descendí a ella por la escalinata que servía para efectuar su limpieza. Llevaba conmigo el pomo de veneno, que me causaba un gran bienestar apenas turbado por la curiosidad de la muerte. El agua fresca y la obscuridad, me devolvieron a las voluptuosidades de mi existencia de rico que acababa de concluir. Hundido hasta el cuello, el regocijo de la limpieza y una dulce impresión de domesticidad, acabaron de serenarme.</div>
<div style="font-family: 'Times New Roman', Times, serif;">
Oía afuera el huracán de fuego. Comenzaban otra vez a caer escombros. De la bodega no llegaba un solo rumor. Percibí en eso un reflejo de llamas que entraban por la puerta del sótano, el característico tufo urinoso... Llevé el pomo a mis labios, y...</div>
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ANÁLISIS DEL CUENTO "LLUVIA DE FUEGO"</div>
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<strong>Personaje principal:</strong><img align="right" height="225" src="http://blogsdelagente.com/blogfiles/cautivos/deprimido_4.jpg" width="330" /></div>
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Es un hombre rico, vive solo, pasa el tiempo disfrutando de la lectura y comida, cuidando de sus jardines y sus pájaros, y paseando por las orillas de un lago. Su vicio es la gula y lo único que le molesta son los ataques de gota.</div>
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La situación del protagonista es desesperada, no hay ningún escape, él se pone tranquilo al saber que será el dueño de su propia muerte decidiendo asi suicidarse, sólo quiere saber lo que va a pasar, como lo podemos observar en la siguiente cita textual: “Bebí una botella, y luego extraje de la alacena secreta el pomo de vino envenenado. Todos los que teníamos bodega poseíamos uno. Era un licor claro e insípido, de efectos instantáneos. Reanimado por el vino, examiné mi situación. Era asaz sencilla. No pudiendo huir, la muerte me esperaba; pero con el veneno aquél, la muerte me pertenecía. Y decidí ver eso todo lo posible, pues era, a no dudarlo, un espectáculo singular” Leopoldo Lugones. Lluvia de fuego.</div>
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<strong>Forma:</strong></div>
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Leopoldo Lugones se convirtió en el discípulo de Rubén Darío, a esto se debe su inseparable relación del modernismo hispanoamericano. Hay un punto en el que Lugones se desvía de Darío y lo supera. Fue fuertemente influido por el parnasianismo francés. Varias de sus obras demuestran un claro dominio del idioma y una seguridad literaria ya muy destacada, aunque con un resultado marcadamente barroco. Mientras que en otras obras ya mencionadas podemos observar que Lugones, en efecto, presenta una de las mayores colecciones de metáforas de la literatura española. Es innegable que estas metáforas son originales y, a veces, muy hermosas; su desventaja es ser tan visibles que obstruyen lo que deberían expresar; la estructura verbal es más evidente que la escena o la emoción que describen, no obstante en otras denota la sinceridad patriótica del poeta con la que quiere participar en la emoción colectiva del pueblo argentino y quiere acercarse más a la gente. Su evolución se dio desde un modernismo que acentuó, alternativamente, herencia decadente, parnasiana, simbolista, para luego afirmarse a la exaltación de lo nacional; Lugones es un poeta dominantemente plástico, notabilísimo en su género. Su vena lírica es más infrecuente y menos firme; aunque pudiéramos reunir un haz de poemas netamente líricos y valiosos de él, no serían lo más representativo de su obra.</div>
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<strong>Fondo:</strong></div>
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Leopoldo Lugones en sus obras trata sobre los siguientes temas: la vida, la naturaleza y el amor, se acerca más al modernismo y ya se nota su madurez, demostrando un claro dominio del idioma. Los modernistas se interesaban por la teosofía y Leopoldo Lugones, como uno de ellos, no se iba a quedar aparte. La teosofía quiere establecer conexiones entre todas las religiones, entre todos los sistemas de creencias: las ideas pitagóricas, indúes, platónicas y cristianas. En el cuento que analizamos: “lluvia de fuego” el autor nos cuenta o mejor dicho nos describe paso a paso lo que pudo ocurrir en las ciudades malditas de la llanura, pero no lo explica. No pone en duda la veracidad de la historia bíblica. El cuento lluvia de fuego describe a las ciudades malditas de Sodoma y Gomorra las cuales fueron destruidas por Dios, porque él ya no podía soportar los pecados de sus habitantes.</div>
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<strong>Tema:</strong></div>
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Leopoldo Lugones en la obra “lluvia de fuego” desarrolla el tema de la muerte, pues la situación del protagonista es desesperada, no hay ningún escape, él se pone tranquilo al saber que será el dueño de su propia muerte, como lo podemos observar en la siguiente cita textual: “decidí aprovechar el agua de la cisterna en mi baño fúnebre; y después de buscar inútilmente un trozo de jabón, descendí a ella por la escalinata que servía para efectuar su limpieza. Llevaba conmigo el pomo de veneno, que me causaba un gran bienestar, apenas turbado por la curiosidad de la muerte. El agua fresca y la obscuridad, me devolvieron a las voluptuosidades de mi existencia de rico que acababa de concluir. Hundido hasta el cuello, el regocijo de la limpieza y una dulce impresión de domesticidad, acabaron de serenarme. Oía afuera el huracán de fuego. Comenzaban otra vez a caer escombros. De la bodega no llegaba un solo rumor. Percibí en eso un reflejo de llamas que entraban por la puerta del sótano, el característico tufo urinoso... Llevé el pomo a mis labios y…”. Leopoldo Lugones, Lluvia de fuego.</div>
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<strong>Ideas:</strong></div>
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La lluvia de fuego es un cuento inspirado por el pasaje del primer libro de Moisés, Génesis de la Biblia, y están relacionados con la destrucción de Sodoma y Gomorra. Habla, entre otras cosas, sobre las consecuencias de la conducta del pueblo, sobre las consecuencias de la desobediencia humana. Dios va a castigar a los que le desobedecen y a los que incumplen sus órdenes, como lo podemos observar en la siguiente cita textual: “Esa tarde y toda la noche fue horrendo el espectáculo de la ciudad. Quemada en sus domicilios, la gente huía despavorida, para arderse en las calles en la campiña desolada; y la población agonizó bárbaramente, con ayes y clamores de una amplitud, de un horror, de una variedad estupendos. Nada hay tan sublime como la voz humana. El derrumbe de los edificios, la combustión de tantas mercancías y efectos diversos, y más que todo, la quemazón de tantos cuerpos, acabaron por agregar al cataclismo el tormento de su hedor infernal. Al declinar el sol, el aire estaba casi negro de humo y de polvaredas. Las flámulas que danzaban por la mañana entre el cobre pluvial, eran ahora llamaradas siniestras. Empezó a soplar un viento ardentísimo, denso, como alquitrán caliente. Parecía que se estuviese en un inmenso horno sombrío. Cielo, tierra, aire, todo acababa. No había más que tinieblas y fuego. ¡Ah, el horror de aquellas tinieblas que todo el fuego, el enorme fuego de la ciudad ardida no alcanzaba a dominar; y aquella fetidez de pingajos, de azufre, de grasa cadavérica en el aire seco que hacía escupir sangre; y aquellos clamores que no sé cómo no acababan nunca, aquellos clamores que cubrían el rumor del incendio, más vasto que un huracán, aquellos clamores en que aullaban, gemían, bramaban todas las bestias con un inefable pavor de eternidad!...”. Leopoldo Lugones. Lluvia de fuego. º</div>
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Por otra parte observamos que la muerte voluntaria del protagonista es una rebeldía contra el castigo de Dios, porque el suicidio es inadmisible para la religión cristiana.</div>
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<strong>Narrador:</strong></div>
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El cuento está narrado en primera persona y el narrador es un desencarnado de Gomorra, testigo y víctima de los terribles sucesos a la vez. Nos cuenta paso a paso de manera personal los tres días de cataclicismo cuando su ciudad se convierte en escombros y cenizas. Podemos ver su actitud frente a los hechos que contempla y sufre, la angustia inicial, porque no entiende lo que está pasando y luego el rendimiento, con la decisión y la solución de todo previsto, porque sabe muy bien que no puede escapar a la muerte, a continuación podemos observar en la siguiente cita textual:” Debo confesar que al comprobarlo, experimenté un vago terror. Exploré el cielo en una ansiosa ojeada. Persistía la limpidez. ¿De dónde venía aquel extraño granizo? ¿Aquel cobre? ¿Era cobre?..” Leopoldo Lugones. Lluvia de Fuego.</div>
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<strong>Espacio:</strong></div>
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El lugar en el que se desenvuelve la historia fue en la ciudad de Gomorra destruida por Dios, porque él ya no podía soportar los pecados de sus habitantes. El protagonista solamente describe a la ciudad en plena destrucción, donde los habitantes sufrían la ira de este ser superior al hombre, una crueldad cuyo objetivo era acabar con todo. La cita textual que me ayudo a argumentar lo dicho es la siguiente: “Un caliginoso vaho sofocaba la ciudad; un olor entre fosfatado y urinoso apestaba el aire Por fortuna, mi casa estaba rodeada de galerías y aquella lluvia no alcanzaba las puertas. Abrí la que daba al jardín. Los árboles estaban negros, ya sin follaje; el piso, cubierto de hojas carbonizadas. El aire, rayado de vírgulas de fuego, era de una paralización mortal; y por entre aquéllas se divisaba el firmamento, siempre impasible, siempre celeste.” Leopoldo Lugones. Lluvia de fuego.</div>
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<strong>Secuencia narrativa:</strong></div>
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En el cuento Lluvia de fuego el autor narra los hechos de manera cronológica, es decir en secuencia lineal, no se salta del pasado al presente o viceversa, describiendo paso a paso lo que pudo ocurrir en las ciudades malditas de la llanura, la ciudad de Gomorra, como lo podemos observar en la siguiente cita textual: “Y después de todo, algo me decía que el fenómeno no iba a pasar de allí. Sin embargo, nada se perdía con hacer armar el carro. En ese momento llenó el aire una vasta vibración de campanas. Y casi junto con ella, advertí una cosa: ya no llovía cobre. El repique era una acción de gracias, coreada casi acto continuo por el murmullo habitual de la ciudad. ”Leopoldo Lugones. Lluvia de Fuego.</div>
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<strong>Ámbito:</strong></div>
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La ideología que destaca Leopoldo Lugones en la obra “lluvia de fuego” es el cristianismo, centrándose en el Génesis de la biblia, en el cual observamos que cada acción que realiza el hombre tiene su consecuencia, en el caso de la ciudad de Gomorra, Dios castiga a los habitantes de la ciudad, debido a la gravedad de sus pecados. Por otra parte Lugones no pone en duda la veracidad de la historia bíblica, porque sobre lo que está escrito en la Biblia no se duda. “Por segunda vez había cesado la lluvia infernal. Pero la ciudad ya no existía. Techos, puertas, gran cantidad de muros, todas las torres yacían en ruinas. El silencio era colosal, un verdadero silencio de catástrofe. Cinco o seis grandes humaredas empinaban aún sus penachos; y bajo el cielo que no se había enturbiado ni un momento, un cielo cuya crudeza azul certificaba indiferencias eternas, la pobre ciudad, mi pobre ciudad, muerta, muerta para siempre, hedía como un verdadero cadáver.” Leopoldo Lugones. Lluvia de fuego</div>
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Solange Valleshttp://www.blogger.com/profile/15063118537303350171noreply@blogger.com13tag:blogger.com,1999:blog-2106335022031816234.post-23622842401235451782012-10-15T07:32:00.002-07:002012-10-15T08:20:53.734-07:00Análisis del cuento "Viaje a la semilla"-Alejo Carpentier<br />
<div style="color: black;">
<div align="center">
<strong style="background-color: white;">VOCABULARIO</strong></div>
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span>
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span>
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">1. Andamio: Armazón de tablones o vigas puestos horizontalmente y sostenidos en pies derechos y puentes, o de otra manera, que sirve para colocarse encima de ella y trabajar en la construcción o reparación de edificios, pintar paredes o techos, subir o bajar estatuas u otras cosas.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">2. Monologo: Especie de obra dramática en que habla un solo personaje.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">3. Canteros: Encargado de labrar las piedras para las construcciones.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">4. Mosaico: dice de la obra taraceada de piedras o vidrios, generalmente de varios colores.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">5. Mampostería: en cuyos paramentos se colocan los mampuestos rudamente labrados sin sujeción a escuadra, para que ajusten mejor unos con otros. </span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">6. Raso: Plano, liso, libre de estorbos</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">7. Dentículo: Cada uno de los adornos con forma de paralelepípedo rectángulo que, formando fila, se colocan en la parte superior del friso del orden jónico y en algunos otros miembros arquitectónicos.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">8. Astrágalo: Adorno de las piezas de artillería antiguas compuesto de un cordón o junquillo colocado entre dos filetes.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">9. Peplo: Vestidura exterior, amplia y suelta, sin mangas, que bajaba de los hombros formando caídas en punta por delante, usada por las mujeres en la Grecia antigua.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">10. Vetear: Señalar o pintar vetas, imitando las de la madera, el mármol</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">11. Mies: Muchedumbre de gentes convertidas a la fe cristiana, o prontas a su conversión</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">12. Secular: Que dura un siglo, o desde hace siglos</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">13. Sordina: Silenciosamente, sin estrépito y con disimulo.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">14. Gorjeo: Canto o voz de algunos pájaros</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">15. Entablamentos: Conjunto de molduras que coronan un edificio o un orden de arquitectura. Ordinariamente se compone de arquitrabe, friso y cornisa.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">16. Alcuzas: Vasija de barro, de hojalata o de otros materiales, generalmente de forma cónica, en que se guarda el aceite para diversos usos.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">17. Crepúsculo: Claridad que hay desde que raya el día hasta que sale el Sol, y desde que este se pone hasta que es de noche.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">18. Balaustre: Cada una de las columnas pequeñas que con los barandales forman las barandillas o antepechos de balcones, azoteas, corredores y escaleras.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">19. Voluta: Adorno en forma de espiral o caracol, que se coloca en los capiteles de los órdenes jónico y compuesto.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">20. Boquete: Entrada estrecha de un lugar.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">21. Charnelas: Herraje de dos piezas unidas o combinadas que, con un eje común y sujeto a un sostén fijo y otra a la puerta o tapa, permiten el giro de estas.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">22. Lumbre: Esplendor, lucimiento, claridad.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">23. Daguerrotipo: Arte de fijar en chapas metálicas, convenientemente preparadas, las imágenes recogidas con la cámara oscura.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">24. Sien: Cada una de las dos partes laterales de la cabeza situadas entre la frente, la oreja y la mejilla.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">25. Corpiño: Parte del vestido que cubre el torso. </span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">26. Hebra: Filamento de las materias textiles.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">27. Caleja: Carruaje de cuatro y, más comúnmente, de dos ruedas, con la caja abierta por delante, dos o cuatro asientos y capota de vaqueta.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">28. Crin: Conjunto de cerdas que tienen algunos animales en la parte superior del cuello.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">29. Coz: Retroceso que hace, o golpe que da, un arma de fuego al dispararla.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">30. Jícara: Terreno plantado de árboles bignoniáceos</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">31. Biombo: Mampara compuesta de varios bastidores unidos por medio de goznes, que se cierra, abre y despliega.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">32. Calesa: Carruaje de cuatro y, más comúnmente, de dos ruedas, con la caja abierta por delante, dos o cuatro asientos y capota de vaqueta.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">33. Benjuí: Bálsamo aromático que se obtiene por incisión en la corteza de un árbol del mismo género botánico que el que produce el estoraque en Malaca y en varias islas de la Sonda.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">34. Vaho: Vapor que despiden los cuerpos en determinadas condiciones.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">35. Guarapo: Bebida fermentada hecha con este jugo.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">36. Reticencia: Efecto de no decir sino en parte, o de dar a entender claramente, y de ordinario con malicia, que se oculta o se calla algo que debiera o pudiera decirse. Jaeces: adorno de cintas con que se entrenzan las crines del caballo.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">38. Sarao: Reunión nocturna de personas de distinción para divertirse con baile o música.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">39. Salterio: Instrumento musical que consiste en una caja prismática de madera, más estrecha por la parte superior, donde está abierta, y sobre la cual se extienden muchas hileras de cuerdas metálicas que se tocan con un macillo, con un plectro, con uñas de marfil o con las de las manos.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">40. Serpentón: Instrumento musical de viento, usado por las bandas militares, compuesto de un tubo de madera encorvado en forma de U, con agujeros y llaves, y de un pabellón de metal que figura una cabeza de serpiente.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">41. Repello: Arrojar pelladas de yeso o cal a la pared que se está fabricando o reparando.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">42. Casaca: Arrojar pelladas de yeso o cal a la pared que se está fabricando o reparando.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">43. Matizar: juntar, casar con hermosa proporción diversos colores, de suerte que sean agradables a la vista.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">44. Amaranto: Color carmesí.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">45. Fámulas: Criado, doméstico.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">46. Ajorca: Especie de argolla de oro, plata u otro metal, usada por las mujeres para adornar las muñecas, brazos o gargantas de los pies.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">47. Guaracha: Canción popular que acompaña este baile, de tema generalmente picaresco o satírico.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">48. Mohín: Mueca o gesto.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">49. Coto: Término, límite.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">50. Claustro: Cámara o cuarto.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">51. Jubones: Vestidura que cubría desde los hombros hasta la cintura, ceñida y ajustada al cuerpo.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">52. Golas: Pieza de la armadura antigua que defendía la garganta.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">53. Balaustre: Cada una de las columnas pequeñas que con los barandales forman las barandillas o antepechos de balcones, azoteas, corredores y escaleras.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">54. Jofaina: Vasija en forma de taza, de gran diámetro y poca profundidad, que sirve principalmente para lavarse la cara y las manos.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">55. Abejeo: Estar alerta.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">56. Clavicordio: Instrumento musical de cuerdas y teclado, cuyo mecanismo se reduce a una palanca, una de cuyas extremidades, que forma la tecla, desciende por la presión del dedo, mientras la otra, bruscamente elevada, hiere la cuerda por debajo con un trozo de latón que lleva en la punta.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">57. Legajos: Atado de papeles, o conjunto de los que están reunidos por tratar de una misma materia.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">58. Espuelas: Espiga de metal terminada comúnmente en una rodaja o en una estrella con puntas y unida por el otro extremo a unas ramas en semicírculo que se ajustan al talón del calzado, y se sujetan al pie con correas, para picar a la cabalgadura.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">59. Albahacas: Planta anual de la familia de las Labiadas, con tallos ramosos y velludos de unos tres decímetros de altura, hojas oblongas, lampiñas y muy verdes, y flores blancas, algo purpúreas. Tiene fuerte olor aromático y se cultiva en los jardines.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">60. Carey: Árbol de las Ramnáceas que crece en las costas pedregosas y en los cayos. Su madera se utiliza en ebanistería.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">61. Penca: Hoja, o tallo en forma de hoja, craso o carnoso, de algunas plantas, como el nopal y la pita.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">62. Panoplia: Colección de armas ordenadamente colocadas.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">63. Yermo: inhabitado</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">64. Anticuario: Persona que hace profesión o estudio particular del conocimiento de las cosas antiguas.</span><br />
<div align="left">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div align="center">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div align="center">
<span class="style2" style="font-size: 24px; font-weight: bold;"><a href="file:///Users/imac/Desktop/trabajo%20final%20/caratula.html" style="background-color: white;">VIAJE A LA SEMILLA</a></span></div>
<div align="center">
<strong style="background-color: white;">Alejo Carpentier</strong></div>
<div align="center">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span>
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">-¿Qué quieres, viejo?...</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Varias veces cayó la pregunta de lo alto de los andamios. Pero el viejo no respondía. Andaba de un lugar a otro, fisgoneando, sacándose de la garganta un largo monólogo de frases incomprensibles. Ya habían descendido las tejas, cubriendo los canteros muertos con su mosaico de barro cocido. Arriba, los picos desprendían piedras de mampostería, haciéndolas rodar por canales de madera, con gran revuelo de cales y de yesos. Y por las almenas sucesivas que iban desdentando las murallas aparecían -despojados de su secreto- cielos rasos ovales o cuadrados, cornisas, guirnaldas, dentículos, astrágalos, y papeles encolados que colgaban de los testeros como viejas pieles de serpiente en muda. Presenciando la demolición, una Ceres con la nariz rota y el peplo desvaído, veteado de negro el tocado de mieses, se erguía en el traspatio, sobre su fuente de mascarones borrosos. Visitados por el sol en horas de sombra, los peces grises del estanque bostezaban en agua musgosa y tibia, mirando con el ojo redondo aquellos obreros, negros sobre claro de cielo, que iban rebajando la altura secular de la casa. El viejo se había sentado, con el cayado apuntalándole la barba, al pie de la estatua. Miraba el subir y bajar de cubos en que viajaban restos apreciables. Oíanse, en sordina, los rumores de la calle mientras, arriba, las poleas concertaban, sobre ritmos de hierro con piedra, sus gorjeos de aves desagradables y pechugonas.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Dieron las cinco. Las cornisas y entablamentos se despoblaron. Sólo quedaron escaleras de mano, preparando el salto del día siguiente. El aire se hizo más fresco, aligerado de sudores, blasfemias, chirridos de cuerdas, ejes que pedían alcuzas y palmadas en torsos pringosos. Para la casa mondada el crepúsculo llegaba más pronto. Se vestía de sombras en horas en que su ya caída balaustrada superior solía regalar a las fachadas algún relumbre de sol. La Ceres apretaba los labios. Por primera vez las habitaciones dormirían sin persianas, abiertas sobre un paisaje de escombros.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Contrariando sus apetencias, varios capiteles yacían entre las hierbas. Las hojas de acanto descubrían su condición vegetal. Una enredadera aventuró sus tentáculos hacia la voluta jónica, atraída por un aire de familia. Cuando cayó la noche, la casa estaba más cerca de la tierra. Un marco de puerta se erguía aún, en lo alto, con tablas de sombras suspendidas de sus bisagras desorientadas.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span>
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">II</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Entonces el negro viejo, que no se había movido, hizo gestos extraños, volteando su cayado sobre un cementerio de baldosas.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Los cuadrados de mármol, blancos y negros, volaron a los pisos, vistiendo la tierra. Las piedras con saltos certeros, fueron a cerrar los boquetes de las murallas. Hojas de nogal claveteadas se encajaron en sus marcos, mientras los tornillos de las charnelas volvían a hundirse en sus hoyos, con rápida rotación.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">En los canteros muertos, levantadas por el esfuerzo de las flores, las tejas juntaron sus fragmentos, alzando un sonoro torbellino de barro, para caer en lluvia sobre la armadura del techo. La casa creció, traída nuevamente a sus proporciones habituales, pudorosa y vestida. La Ceres fue menos gris. Hubo más peces en la fuente. Y el murmullo del agua llamó begonias olvidadas.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">El viejo introdujo una llave en la cerradura de la puerta principal, y comenzó a abrir ventanas. Sus tacones sonaban a hueco. Cuando encendió los velones, un estremecimiento amarillo corrió por el óleo de los retratos de familia, y gentes vestidas de negro murmuraron en todas las galerías, al compás de cucharas movidas en jícaras de chocolate.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Don Marcial, el Marqués de Capellanías, yacía en su lecho de muerte, el pecho acorazado de medallas, escoltado por cuatro cirios con largas barbas de cera derretida</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span>
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">III</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Los cirios crecieron lentamente, perdiendo sudores. Cuando recobraron su tamaño, los apagó la monja apartando una lumbre. Las mechas blanquearon, arrojando el pabilo. La casa se vació de visitantes y los carruajes partieron en la noche. Don Marcial pulsó un teclado invisible y abrió los ojos.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Confusas y revueltas, las vigas del techo se iban colocando en su lugar. Los pomos de medicina, las borlas de damasco, el escapulario de la cabecera, los daguerrotipos, las palmas de la reja, salieron de sus nieblas. Cuando el médico movió la cabeza con desconsuelo profesional, el enfermo se sintió mejor. Durmió algunas horas y despertó bajo la mirada negra y cejuda del Padre Anastasio. De franca, detallada, poblada de pecados, la confesión se hizo reticente, penosa, llena de escondrijos. ¿Y qué derecho tenía, en el fondo, aquel carmelita, a entrometerse en su vida? Don Marcial se encontró, de pronto, tirado en medio del aposento. Aligerado de un peso en las sienes, se levantó con sorprendente celeridad. La mujer desnuda que se desperezaba sobre el brocado del lecho buscó enaguas y corpiños, llevándose, poco después, sus rumores de seda estrujada y su perfume. Abajo, en el coche cerrado, cubriendo tachuelas del asiento, había un sobre con monedas de oro.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Don Marcial no se sentía bien. Al arreglarse la corbata frente a la luna de la consola se vio congestionado. Bajó al despacho donde lo esperaban hombres de justicia, abogados y escribientes, para disponer la venta pública de la casa. Todo había sido inútil. Sus pertenencias se irían a manos del mejor postor, al compás de martillo golpeando una tabla. Saludó y le dejaron solo. Pensaba en los misterios de la letra escrita, en esas hebras negras que se enlazan y desenlazan sobre anchas hojas afiligranadas de balanzas, enlazando y desenlazando compromisos, juramentos, alianzas, testimonios, declaraciones, apellidos, títulos, fechas, tierras, árboles y piedras; maraña de hilos, sacada del tintero, en que se enredaban las piernas del hombre, vedándole caminos desestimados por la Ley; cordón al cuello, que apretaban su sordina al percibir el sonido temible de las palabras en libertad. Su firma lo había traicionado, yendo a complicarse en nudo y enredos de legajos. Atado por ella, el hombre de carne se hacía hombre de papel. Era el amanecer. El reloj del comedor acababa de dar la seis de la tarde.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span>
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">IV</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Transcurrieron meses de luto, ensombrecidos por un remordimiento cada vez mayor. Al principio, la idea de traer una mujer a aquel aposento se le hacía casi razonable. Pero, poco a poco, las apetencias de un cuerpo nuevo fueron desplazadas por escrúpulos crecientes, que llegaron al flagelo. Cierta noche, Don Marcial se ensangrentó las carnes con una correa, sintiendo luego un deseo mayor, pero de corta duración. Fue entonces cuando la Marquesa volvió, una tarde, de su paseo a las orillas del Almendares. Los caballos de la calesa no traían en las crines más humedad que la del propio sudor. Pero, durante todo el resto del día, dispararon coces a las tablas de la cuadra, irritados, al parecer, por la inmovilidad de nubes bajas.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Al crepúsculo, una tinaja llena de agua se rompió en el baño de la Marquesa. Luego, las lluvias de mayo rebosaron el estanque. Y aquella negra vieja, con tacha de cimarrona y palomas debajo de la cama, que andaba por el patio murmurando: "¡Desconfía de los ríos, niña; desconfía de lo verde que corre!" No había día en que el agua no revelara su presencia. Pero esa presencia acabó por no ser más que una jícara derramada sobre el vestido traído de París, al regreso del baile aniversario dado por el Capitán General de la Colonia.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Reaparecieron muchos parientes. Volvieron muchos amigos. Ya brillaban, muy claras, las arañas del gran salón. Las grietas de la fachada se iban cerrando. El piano regresó al clavicordio. Las palmas perdían anillos. Las enredaderas saltaban la primera cornisa. Blanquearon las ojeras de la Ceres y los capiteles parecieron recién tallados. Más fogoso Marcial solía pasarse tardes enteras abrazando a la Marquesa. Borrábanse patas de gallina, ceños y papadas, y las carnes tornaban a su dureza. Un día, un olor de pintura fresca llenó la casa.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span>
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">V</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Los rubores eran sinceros. Cada noche se abrían un poco más las hojas de los biombos, las faldas caían en rincones menos alumbrados y eran nuevas barreras de encajes. Al fin la Marquesa sopló las lámparas. Sólo él habló en la obscuridad. Partieron para el ingenio, en gran tren de calesas -relumbrante de grupas alazanas, bocados de plata y charoles al sol. Pero, a la sombra de las flores de Pascua que enrojecían el soportal interior de la vivienda, advirtieron que se conocían apenas. Marcial autorizó danzas y tambores de Nación, para distraerse un poco en aquellos días olientes a perfumes de Colonia, baños de benjuí, cabelleras esparcidas, y sábanas sacadas de armarios que, al abrirse, dejaban caer sobre las lozas un mazo de vetiver. El vaho del guarapo giraba en la brisa con el toque de oración. Volando bajo, las auras anunciaban lluvias reticentes, cuyas primeras gotas, anchas y sonoras, eran sorbidas por tejas tan secas que tenían diapasón de cobre. Después de un amanecer alargado por un abrazo deslucido, aliviados de desconciertos y cerrada la herida, ambos regresaron a la ciudad. La Marquesa trocó su vestido de viaje por un traje de novia, y, como era costumbre, los esposos fueron a la iglesia para recobrar su libertad. Se devolvieron presentes a parientes y amigos, y, con revuelo de bronces y alardes de jaeces, cada cual tomó la calle de su morada. Marcial siguió visitando a María de las Mercedes por algún tiempo, hasta el día en que los anillos fueron llevados al taller del orfebre para ser desgrabados. Comenzaba, para Marcial, una vida nueva. En la casa de las rejas, la Ceres fue sustituida por una Venus italiana, y los mascarones de la fuente adelantaron casi imperceptiblemente el relieve al ver todavía encendidas, pintada ya el alba, las luces de los velones.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span>
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">VI</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Una noche, después de mucho beber y marearse con tufos de tabaco frío, dejados por sus amigos, Marcial tuvo la sensación extraña de que los relojes de la casa daban las cinco, luego las cuatro y media, luego las cuatro, luego las tres y media... Era como la percepción remota de otras posibilidades. Como cuando se piensa, en enervamiento de vigilia, que puede andarse sobre el cielo raso con el piso por cielo raso, entre muebles firmemente asentados entre las vigas del techo. Fue una impresión fugaz, que no dejó la menor huella en su espíritu, poco llevado, ahora, a la meditación.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Y hubo un gran sarao, en el salón de música, el día en que alcanzó la minoría de edad. Estaba alegre, al pensar que su firma había dejado de tener un valor legal, y que los registros y escribanías, con sus polillas, se borraban de su mundo. Llegaba al punto en que los tribunales dejan de ser temibles para quienes tienen una carne desestimada por los códigos. Luego de achisparse con vinos generosos, los jóvenes descolgaron de la pared una guitarra incrustada de nácar, un salterio y un serpentón. Alguien dio cuerda al reloj que tocaba la Tirolesa de las Vacas y la Balada de los Lagos de Escocia.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Otro embocó un cuerno de caza que dormía, enroscado en su cobre, sobre los fieltros encarnados de la vitrina, al lado de la flauta traversera traída de Aranjuez. Marcial, que estaba requebrando atrevidamente a la de Campoflorido, se sumó al guirigay, buscando en el teclado, sobre bajos falsos, la melodía del Trípili-Trápala. Y subieron todos al desván, de pronto, recordando que allá, bajo vigas que iban recobrando el repello, se guardaban los trajes y libreas de la Casa de Capellanías. En entrepaños escarchados de alcanfor descansaban los vestidos de corte, un espadín de Embajador, varias guerreras emplastronadas, el manto de un Príncipe de la Iglesia, y largas casacas, con botones de damasco y difuminos de humedad en los pliegues. Matizáronse las penumbras con cintas de amaranto, miriñaques amarillos, túnicas marchitas y flores de terciopelo. Un traje de chispero con redecilla de borlas, nacido en una mascarada de carnaval, levantó aplausos.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">La de Campoflorido redondeó los hombros empolvados bajo un rebozo de color de carne criolla, que sirviera a cierta abuela, en noche de grandes decisiones familiares, para avivar los amansados fuegos de un rico Síndico de Clarisas.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Disfrazados regresaron los jóvenes al salón de música. Tocado con un tricornio de regidor, Marcial pegó tres bastonazos en el piso, y se dio comienzo a la danza de la valse, que las madres hallaban terriblemente impropio de señoritas, con eso de dejarse enlazar por la cintura, recibiendo manos de hombre sobre las ballenas del corset que todas se habían hecho según el reciente patrón de "El Jardín de las Modas". Las puertas se obscurecieron de fámulas, cuadrerizos, sirvientes, que venían de sus lejanas dependencias y de los entresuelos sofocantes para admirarse ante fiesta de tanto alboroto. Luego se jugó a la gallina ciega y al escondite. Marcial, oculto con la de Campoflorido detrás de un biombo chino, le estampó un beso en la nuca, recibiendo en respuesta un pañuelo perfumado, cuyos encajes de Bruselas guardaban suaves tibiezas de escote. Y cuando las muchachas se alejaron en las luces del crepúsculo, hacia las atalayas y torreones que se pintaban en grisnegro sobre el mar, los mozos fueron a la Casa de Baile, donde tan sabrosamente se contoneaban las mulatas de grandes ajorcas, sin perder nunca -así fuera de movida una guaracha- sus zapatillas de alto tacón. Y como se estaba en carnavales, los del Cabildo Arará Tres Ojos levantaban un trueno de tambores tras de la pared medianera, en un patio sembrado de granados. Subidos en mesas y taburetes, Marcial y sus amigos alabaron el garbo de una negra de pasas entrecanas, que volvía a ser hermosa, casi deseable, cuando miraba por sobre el hombro, bailando con altivo mohín de reto.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span>
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">VII</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Las visitas de Don Abundio, notario y albacea de la familia, eran más frecuentes. Se sentaba gravemente a la cabecera de la cama de Marcial, dejando caer al suelo su bastón de ácana para despertarlo antes de tiempo. Al abrirse, los ojos tropezaban con una levita de alpaca, cubierta de caspa, cuyas mangas lustrosas recogían títulos y rentas. Al fin sólo quedó una pensión razonable, calculada para poner coto a toda locura. Fue entonces cuando Marcial quiso ingresar en el Real Seminario de San Carlos.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Después de mediocres exámenes, frecuentó los claustros, comprendiendo cada vez menos las explicaciones de los dómines. El mundo de las ideas se iba despoblando. Lo que había sido, al principio, una ecuménica asamblea de peplos, jubones, golas y pelucas, controversistas y ergotantes, cobraba la inmovilidad de un museo de figuras de cera. Marcial se contentaba ahora con una exposición escolástica de los sistemas, aceptando por bueno lo que se dijera en cualquier texto. "León", "Avestruz", Ballena", "Jaguar", leíase sobre los grabados en cobre de la Historia Natural. Del mismo modo, "Aristóteles", "Santo Tomás", Bacon", "Descartes", encabezaban páginas negras, en que se catalogaban aburridamente las interpretaciones del universo, al margen de una capitular espesa. Poco a poco, Marcial dejó de estudiarlas, encontrándose librado de un gran peso. Su mente se hizo alegre y ligera, admitiendo tan sólo un concepto instintivo de las cosas. ¿Para qué pensar en el prisma, cuando la luz clara de invierno daba mayores detalles a las fortalezas del puerto? Una manzana que cae del árbol sólo es incitación para los dientes. Un pie en una bañadera no pasa de ser un pie en una bañadera. El día que abandonó el Seminario, olvidó los libros. El gnomon recobró su categoría de duende: el espectro fue sinónimo de fantasma; el octandro era bicho acorazado, con púas en el lomo.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Varias veces, andando pronto, inquieto el corazón, había ido a visitar a las mujeres que cuchicheaban, detrás de puertas azules, al pie de las murallas. El recuerdo de la que llevaba zapatillas bordadas y hojas de albahaca en la oreja lo perseguía, en tardes de calor, como un dolor de muelas. Pero, un día, la cólera y las amenazas de un confesor le hicieron llorar de espanto. Cayó por última vez en las sábanas del infierno, renunciando para siempre a sus rodeos por calles poco concurridas, a sus cobardías de última hora que le hacían regresar con rabia a su casa, luego de dejar a sus espaldas cierta acera rajada, señal, cuando andaba con la vista baja, de la media vuelta que debía darse por hollar el umbral de los perfumes.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Ahora vivía su crisis mística, poblada de detentes, corderos pascuales, palomas de porcelana, Vírgenes de manto azul celeste, estrellas de papel dorado, Reyes Magos, ángeles con alas de cisne, el Asno, el Buey, y un terrible San Dionisio que se le aparecía en sueños, con un gran vacío entre los hombros y el andar vacilante de quien busca un objeto perdido. Tropezaba con la cama y Marcial despertaba sobresaltado, echando mano al rosario de cuentas sordas. Las mechas, en sus pocillos de aceite, daban luz triste a imágenes que recobraban su color primero.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span>
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">VIII</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Los muebles crecían. Se hacía más difícil sostener los antebrazos sobre el borde de la mesa del comedor. Los armarios de cornisas labradas ensanchaban el frontis. Alargando el torso, los moros de la escalera acercaban sus antorchas a los balaustres del rellano. Las butacas eran mas hondas y los sillones de mecedora tenían tendencia a irse para atrás. No había ya que doblar las piernas al recostarse en el fondo de la bañadera con anillas de mármol.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Una mañana en que leía un libro licencioso, Marcial tuvo ganas, súbitamente, de jugar con los soldados de plomo que dormían en sus cajas de madera. Volvió a ocultar el tomo bajo la jofaina del lavabo, y abrió una gaveta sellada por las telarañas. La mesa de estudio era demasiado exigua para dar cabida a tanta gente. Por ello, Marcial se sentó en el piso. Dispuso los granaderos por filas de ocho. Luego, los oficiales a caballo, rodeando al abanderado. Detrás, los artilleros, con sus cañones, escobillones y botafuegos. Cerrando la marcha, pífanos y timbales, con escolta de redoblantes. Los morteros estaban dotados de un resorte que permitía lanzar bolas de vidrio a más de un metro de distancia.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">-¡Pum!... ¡Pum!... ¡Pum!...</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Caían caballos, caían abanderados, caían tambores. Hubo de ser llamado tres veces por el negro Eligio, para decidirse a lavarse las manos y bajar al comedor.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Desde ese día, Marcial conservó el hábito de sentarse en el enlosado. Cuando percibió las ventajas de esa costumbre, se sorprendió por no haberlo pensando antes. Afectas al terciopelo de los cojines, las personas mayores sudan demasiado. Algunas huelen a notario -como Don Abundio- por no conocer, con el cuerpo echado, la frialdad del mármol en todo tiempo. Sólo desde el suelo pueden abarcarse totalmente los ángulos y perspectivas de una habitación. Hay bellezas de la madera, misteriosos caminos de insectos, rincones de sombra, que se ignoran a altura de hombre. Cuando llovía, Marcial se ocultaba debajo del clavicordio. Cada trueno hacía temblar la caja de resonancia, poniendo todas las notas a cantar. Del cielo caían los rayos para construir aquella bóveda de calderones -órgano, pinar al viento, mandolina de grillos.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span>
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">IX</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Aquella mañana lo encerraron en su cuarto. Oyó murmullos en toda la casa y el almuerzo que le sirvieron fue demasiado suculento para un día de semana. Había seis pasteles de la confitería de la Alameda -cuando sólo dos podían comerse, los domingos, después de misa. Se entretuvo mirando estampas de viaje, hasta que el abejeo creciente, entrando por debajo de las puertas, le hizo mirar entre persianas. Llegaban hombres vestidos de negro, portando una caja con agarraderas de bronce.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Tuvo ganas de llorar, pero en ese momento apareció el calesero Melchor, luciendo sonrisa de dientes en lo alto de sus botas sonoras. Comenzaron a jugar al ajedrez. Melchor era caballo. Él, era Rey. Tomando las losas del piso por tablero, podía avanzar de una en una, mientras Melchor debía saltar una de frente y dos de lado, o viceversa. El juego se prolongó hasta más allá del crepúsculo, cuando pasaron los Bomberos del Comercio.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Al levantarse, fue a besar la mano de su padre que yacía en su cama de enfermo. El Marqués se sentía mejor, y habló a su hijo con el empaque y los ejemplos usuales. Los "Sí, padre" y los "No, padre", se encajaban entre cuenta y cuenta del rosario de preguntas, como las respuestas del ayudante en una misa. Marcial respetaba al Marqués, pero era por razones que nadie hubiera acertado a suponer. Lo respetaba porque era de elevada estatura y salía, en noches de baile, con el pecho rutilante de condecoraciones: porque le envidiaba el sable y los entorchados de oficial de milicias; porque, en Pascuas, había comido un pavo entero, relleno de almendras y pasas, ganando una apuesta; porque, cierta vez, sin duda con el ánimo de azotarla, agarró a una de las mulatas que barrían la rotonda, llevándola en brazos a su habitación. Marcial, oculto detrás de una cortina, la vio salir poco después, llorosa y desabrochada, alegrándose del castigo, pues era la que siempre vaciaba las fuentes de compota devueltas a la alacena.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">El padre era un ser terrible y magnánimo al que debía amarse después de Dios. Para Marcial era más Dios que Dios, porque sus dones eran cotidianos y tangibles. Pero prefería el Dios del cielo, porque fastidiaba menos.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span>
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">X</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Cuando los muebles crecieron un poco más y Marcial supo como nadie lo que había debajo de las camas, armarios y vargueños, ocultó a todos un gran secreto: la vida no tenía encanto fuera de la presencia del calesero Melchor. Ni Dios, ni su padre, ni el obispo dorado de las procesiones del Corpus, eran tan importantes como Melchor.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Melchor venía de muy lejos. Era nieto de príncipes vencidos. En su reino había elefantes, hipopótamos, tigres y jirafas. Ahí los hombres no trabajaban, como Don Abundio, en habitaciones obscuras, llenas de legajos. Vivían de ser más astutos que los animales. Uno de ellos sacó el gran cocodrilo del lago azul, ensartándolo con una pica oculta en los cuerpos apretados de doce ocas asadas. Melchor sabía canciones fáciles de aprender, porque las palabras no tenían significado y se repetían mucho. Robaba dulces en las cocinas; se escapaba, de noche, por la puerta de los cuadrerizos, y, cierta vez, había apedreado a los de la guardia civil, desapareciendo luego en las sombras de la calle de la Amargura.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">En días de lluvia, sus botas se ponían a secar junto al fogón de la cocina. Marcial hubiese querido tener pies que llenaran tales botas. La derecha se llamaba Calambín. La izquierda, Calambán. Aquel hombre que dominaba los caballos cerreros con sólo encajarles dos dedos en los belfos; aquel señor de terciopelos y espuelas, que lucía chisteras tan altas, sabía también lo fresco que era un suelo de mármol en verano, y ocultaba debajo de los muebles una fruta o un pastel arrebatados a las bandejas destinadas al Gran Salón. Marcial y Melchor tenían en común un depósito secreto de grageas y almendras, que llamaban el "Urí, urí, urá", con entendidas carcajadas. Ambos habían explorado la casa de arriba abajo, siendo los únicos en saber que existía un pequeño sótano lleno de frascos holandeses, debajo de las cuadras, y que en desván inútil, encima de los cuartos de criadas, doce mariposas polvorientas acababan de perder las alas en caja de cristales rotos.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span>
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">XI</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Cuando Marcial adquirió el hábito de romper cosas, olvidó a Melchor para acercarse a los perros. Había varios en la casa. El atigrado grande; el podenco que arrastraba las tetas; el galgo, demasiado viejo para jugar; el lanudo que los demás perseguían en épocas determinadas, y que las camareras tenían que encerrar.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Marcial prefería a Canelo porque sacaba zapatos de las habitaciones y desenterraba los rosales del patio. Siempre negro de carbón o cubierto de tierra roja, devoraba la comida de los demás, chillaba sin motivo y ocultaba huesos robados al pie de la fuente. De vez en cuando, también, vaciaba un huevo acabado de poner, arrojando la gallina al aire con brusco palancazo del hocico. Todos daban de patadas al Canelo. Pero Marcial se enfermaba cuando se lo llevaban. Y el perro volvía triunfante, moviendo la cola, después de haber sido abandonado más allá de la Casa de Beneficencia, recobrando un puesto que los demás, con sus habilidades en la caza o desvelos en la guardia, nunca ocuparían.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Canelo y Marcial orinaban juntos. A veces escogían la alfombra persa del salón, para dibujar en su lana formas de nubes pardas que se ensanchaban lentamente. Eso costaba castigo de cintarazos.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Pero los cintarazos no dolían tanto como creían las personas mayores. Resultaban, en cambio, pretexto admirable para armar concertantes de aullidos, y provocar la compasión de los vecinos. Cuando la bizca del tejadillo calificaba a su padre de "bárbaro", Marcial miraba a Canelo, riendo con los ojos. Lloraban un poco más, para ganarse un bizcocho y todo quedaba olvidado. Ambos comían tierra, se revolcaban al sol, bebían en la fuente de los peces, buscaban sombra y perfume al pie de las albahacas. En horas de calor, los canteros húmedos se llenaban de gente. Ahí estaba la gansa gris, con bolsa colgante entre las patas zambas; el gallo viejo de culo pelado; la lagartija que decía "urí, urá", sacándose del cuello una corbata rosada; el triste jubo nacido en ciudad sin hembras; el ratón que tapiaba su agujero con una semilla de carey. Un día señalaron el perro a Marcial.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">-¡Guau, guau! -dijo.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Hablaba su propio idioma. Había logrado la suprema libertad. Ya quería alcanzar, con sus manos, objetos que estaban fuera del alcance de sus manos.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span>
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">XII</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Hambre, sed, calor, dolor, frío. Apenas Marcial redujo su percepción a la de estas realidades esenciales, renunció a la luz que ya le era accesoria. Ignoraba su nombre. Retirado el bautismo, con su sal desagradable, no quiso ya el olfato, ni el oído, ni siquiera la vista. Sus manos rozaban formas placenteras. Era un ser totalmente sensible y táctil. El universo le entraba por todos los poros. Entonces cerró los ojos que sólo divisaban gigantes nebulosos y penetró en un cuerpo caliente, húmedo, lleno de tinieblas, que moría. El cuerpo, al sentirlo arrebozado con su propia sustancia, resbaló hacia la vida.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Pero ahora el tiempo corrió más pronto, adelgazando sus últimas horas. Los minutos sonaban a glissando de naipes bajo el pulgar de un jugador.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Las aves volvieron al huevo en torbellino de plumas. Los peces cuajaron la hueva, dejando una nevada de escamas en el fondo del estanque. Las palmas doblaron las pencas, desapareciendo en la tierra como abanicos cerrados. Los tallos sorbían sus hojas y el suelo tiraba de todo lo que le perteneciera. El trueno retumbaba en los corredores. Crecían pelos en la gamuza de los guantes. Las mantas de lana se destejían, redondeando el vellón de carneros distantes. Los armarios, los vargueños, las camas, los crucifijos, las mesas, las persianas, salieron volando en la noche, buscando sus antiguas raíces al pie de las selvas.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Todo lo que tuviera clavos se desmoronaba. Un bergantín, anclado no se sabía dónde, llevó presurosamente a Italia los mármoles del piso y de la fuente. Las panoplias, los herrajes, las llaves, las cazuelas de cobre, los bocados de las cuadras, se derretían, engrosando un río de metal que galerías sin techo canalizaban hacia la tierra. Todo se metamorfoseaba, regresando a la condición primera. El barro volvió al barro, dejando un yermo en lugar de la casa.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span>
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">XIII</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Cuando los obreros vinieron con el día para proseguir la demolición, encontraron el trabajo acabado. Alguien se había llevado la estatua de Ceres, vendida la víspera a un anticuario. Después de quejarse al Sindicato, los hombres fueron a sentarse en los bancos de un parque municipal. Uno recordó entonces la historia, muy difuminada, de una Marquesa de Capellanías, ahogada, en tarde de mayo, entre las malangas del Almendares. Pero nadie prestaba atención al relato, porque el sol viajaba de oriente a occidente, y las horas que crecen a la derecha de los relojes deben alargarse por la pereza, ya que son las que más seguramente llevan a la muerte.</span></div>
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span>
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span>
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span>
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span>
<div align="center" class="style2" style="font-size: 24px; font-weight: bold;">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">ANÁLISIS DEL CUENTO "VIAJE A LA SEMILLA"</span></div>
<div align="center" class="style2" style="font-size: 24px; font-weight: bold;">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span></div>
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span>
<div align="center">
<img align="right" height="226" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhQ7foJo9A7P8vmXjUPjTRmSLACHvV8tpF_EloztzyHY6ML0ffKeFbeA5sk-IPj7wdKQUraAiyH6U8CQTdkEVsUI93KQvcnwz2lzXp6EdqmOGPkvJgnbHMHKWOLyTXxYRHg9k3MsaxoGWw/s1600/Alejo+Carpentier+-+04.jpg" width="185" /></div>
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><strong>Personaje principal</strong>:</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span>
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Marcial, Marqués de Capellanías, <strong>revela</strong> todos sus miedos y contradicciones en una vida adolescente y adulta que lo marcó por el debate de su ser entre elegir el seminario, que ejerció un <strong>freno</strong> a su deseo sexual y la viudez por la marquesa María de las Mercedes, ahogada entre las malangas del Almendares. El vertiginoso <strong>retroceso</strong><strong> </strong>de la vida de Marcial llega a la niñez, la pérdida del lenguaje, su gestación en el útero, mientras él desaparece en todo su ser, esto pasa mientras se está demoliendo su casa y sus elementos <strong>retoman</strong> su condición original.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span>
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span>
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><strong>Personajes secundarios</strong>:</span><br />
<ul>
<li><span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Canelo</span></li>
<li><span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Un negro esclavo y un perro</span></li>
<li><span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Ti Noel</span></li>
<li><span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Mackandal</span></li>
<li><span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Cimarrón</span></li>
</ul>
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span>
<strong style="background-color: white;">Tema:</strong><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span>
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Quizá el tema del cuento sea, precisamente, esa nada. Cuando la vida sigue su curso normal, simplemente morimos y nos convertimos en polvo. Si la vida fuera al revés, ¿qué quedaría de nosotros? Lo mismo: un embrión, luego dos células unidas que se separan, y luego nada. En otras palabras, que el origen y el fin son lo mismo: nada. Lo extraordinario del cuento es la maestría de Carpentier para seguir el hilo de una narración en sentido inverso, sin que se pierda el ritmo de los acontecimientos y manteniendo siempre la atención del lector.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span>
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><strong>Ideas</strong>:</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span>
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">El título se refiere a un desplazamiento espacial a la fuente y a los orígenes. La semilla es, evidentemente, el concepto en el que se concentra la naturaleza de todo lo que es.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">La fragmentación en partes o capítulos que el propio autor ha dispuesto para el relato, permite al lector incorporar progresiva y ordenadamente los componentes de un proceso de regresión. De hecho, el relato opera sobre una visión que se extiende desde un presente (inicial y en el apartado I) hasta un pasado original (apartado XII). La extensión de esta visión, de este criterio de perspectiva narrativa, se hace en forma paralela a lo que puede considerarse el despliegue de una observación paulatina,</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">El cuento en retrospectiva tiende a <strong>desdibujar</strong><strong> </strong>al protagonista Marcial y su entorno en una sucesión de restas de elementos adquiridos en su trayectoria vital, El final es la <strong>disolución total</strong> del protagonista luego de haberlo recreado hacia atrás con trazos cada vez <strong>más sencillos</strong> sobre la descripción de su actuación.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span>
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><strong>Tiempo</strong>:</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">El autor utiliza la regresión. Al usar este tipo de narración obedece a su estilo de lo “real maravilloso”.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">“Viaje a la semilla” (en Guerra del Tiempo)</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Es un estupendo relato, en el que el tiempo trascurre hacia atrás, coincidiendo el presente, en que la mansión señorial es derruida, y el pasado, en el que no existía. Escrito con mucha habilidad y a menudo de manera sentida y hermosa. Un gran relato, a la vez que un interesante experimento narrativo.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Comienza con una estupenda cita de Lope de Vega: “Qué capitán es éste, qué soldado de la guerra del tiempo?”.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Termina de esta manera no menos estupenda: “Pero nadie prestaba atención al relato, porque el sol viajaba de oriente a occidente, y las horas que crecen a la derecha de los relojes deben alargarse por la pereza, ya que son las que más seguramente llevan a la muerte”.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span>
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><strong>Tipo de narrador</strong>:</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span>
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">El punto de vista narrativo es una tercera persona y la calidad de la información que se maneja permite categorizar lo como narrador omnisciente, El relato retrocede en la cronología de los hechos. En este caso lo progresivo se destaca por la peculiaridad de orientar su desplazamiento no hacia el futuro sino hacia el pasado</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span>
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><strong>Movimiento Literario y característico presentes en la obra</strong>:</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span>
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Realismo mágico o maravilloso. Sé intenta presentar una visión más compleja de la realidad, integrando los elementos míticos y mágicos, de la cultura y su historia. En el conocimiento racional de la realidad social.</span><br />
<div align="center">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><img height="360" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjp_7JxUxPdXHcdkKhL5TfdldvUKw_kSj8XewvxE-SABiVDQXQ3gT1IHq-rd0A-g58rx4HQU-y2CbVj1Yj2Nkjj5jPeluvE7sUB_-Yi9ChiJxs-NZWNrHrZ-JPb07UQWwCKeuo1Lujpcjc/s1600-r/ENTRADA.png" /></span></div>
</div>
Solange Valleshttp://www.blogger.com/profile/15063118537303350171noreply@blogger.com46tag:blogger.com,1999:blog-2106335022031816234.post-30088357989838479842012-10-15T07:27:00.001-07:002012-10-15T08:21:45.989-07:00Análisis del cuento "Para un final presto" -Lezama Lima<br />
<div style="color: black;">
<div align="center" class="style1" style="font-size: 24px; font-weight: bold;">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">VOCABULARIO:</span></div>
<div align="justify">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><strong>1. Presto:</strong> Pronto, diligente, ligero en la ejecución de algo.</span></div>
<div align="justify">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><strong>2. Agudezas:</strong> Intensidad de un mal.</span></div>
<div align="justify">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><strong>3. Estoico:</strong> Fuerte, ecuánime ante la desgracia</span></div>
<div align="justify">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><strong>4. Contingente</strong>: Parte que cada uno paga o pone cuando son muchos quienes contribuyen para un mismo fin.</span></div>
<div align="justify">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><strong>5. Preconizado:</strong> Proponer, recomendar o apoyar un procedimiento, una medida, etc., por considerarlo bueno o adecuado para un determinado fin.</span></div>
<div align="justify">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><strong>6. Secta</strong>: Conjunto de seguidores de una parcialidad religiosa o ideológica.</span></div>
<div align="justify">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><strong>7. Fervor:</strong> Entusiasmo o ardor con que se hace algo.</span></div>
<div align="justify">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><strong>8. Eidos</strong>: palabra griega que significa especie.</span></div>
<div align="justify">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><strong>9. Áureo:</strong> Moneda de oro, y especialmente la acuñada por los emperadores romanos.</span></div>
<div align="justify">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><strong>10. Dispendio:</strong> Gasto, por lo general excesivo e innecesario.</span></div>
<div align="justify">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><strong>11. Exotismos:</strong> Tendencia a asimilar formas y estilos artísticos de un país o cultura distintos de los propios.</span></div>
<div align="justify">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><strong>12. Gomosa:</strong> Que tiene goma o se parece a ella.</span></div>
<div align="justify">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><strong>13. Crispamientos:</strong> Irritar, exaspera</span></div>
<div align="justify">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><strong>14. Desmelenado:</strong> Que procede con arrebato</span></div>
<div align="justify">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><strong>15. Afinaba</strong>: Perfeccionar, precisar, dar el último punto a algo</span></div>
<div align="justify">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><strong>16. Ocios</strong>: Diversión u ocupación reposada, especialmente en obras de ingenio, porque estas se toman regularmente por descanso de otras tareas.</span></div>
<div align="justify">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><strong>17. Zambullesen</strong>: Esconderse o meterse en alguna parte, o cubrirse con algo.</span></div>
<div align="justify">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><strong>18. Diseminadas</strong>: esparcidas</span></div>
<div align="justify">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><strong>19. Patente:</strong> Claro, perceptible.</span></div>
<div align="justify">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><strong>20. Turbulenta:</strong> Dicho de una acción o situación: Agitada y desordenada.</span></div>
<div align="justify">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><strong>21. Acerados:</strong> De acero</span></div>
<div align="justify">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><strong>22. Leoninas:</strong> Especie de lepra en que la piel toma el aspecto de la del león.</span></div>
<div align="justify">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><strong>23. Estío:</strong> Estación del año que astronómicamente principia en el solsticio de verano y termina en el equinoccio de otoño.</span></div>
<div align="justify">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><strong>24. Escultórico: </strong>Perteneciente o relativo a la escultura.</span></div>
<div align="justify">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><strong>25. Frenesí: </strong>Delirio furioso.</span></div>
<div align="justify">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><strong>26. Gendarmes</strong>: Agente de Policía, de Francia o de otros países, destinado a mantener el orden y la seguridad pública.</span></div>
<div align="justify">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><strong>27. Pitagorizados: </strong>Conjunto de las doctrinas de Pitágoras y sus discípulos, que sostenía el carácter místico de los números, en la armonía del universo basada en ellos y la transmigración de las almas.</span></div>
<div align="justify">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><strong>28. Hoguera:</strong> Fuego hecho al aire libre con materias combustibles que levantan mucha llama.</span></div>
<div align="justify">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><strong>29. Prorrumpían:</strong> Proferir repentinamente y con fuerza o violencia una voz, suspiro u otra demostración de dolor o pasión vehemente</span></div>
<div align="justify">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><strong>30. Alborozo:</strong> Extraordinario desorden.</span></div>
<div align="justify">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><strong>31. Sanguinolentos</strong>: Que echa sangre.</span></div>
<div align="justify">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><strong>32. Frenetizaron:</strong> Encolerizar, poseídos.</span></div>
<div align="justify">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><strong>33. Pelotón:</strong> Conjunto de personas sin orden y como en tropel.</span></div>
<div align="justify">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><strong>34. Húsares:</strong> Soldado de caballería vestido a la húngara.</span></div>
<div align="justify">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><strong>35. Cordelero:</strong> Religioso franciscano.</span></div>
<div align="justify">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><strong>36. Mefistofélicas:</strong> Digno o propio de él.</span></div>
<div align="justify">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><strong>37. Apoplejía:</strong> Suspensión más o menos completa, y por lo general súbita, de algunas funciones cerebrales, debida a hemorragia, obstrucción o compresión de una arteria del cerebro.</span></div>
<div align="justify">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><strong>38. Sibilina</strong>: Misterioso, oscuro con apariencia de importante.</span></div>
<div align="justify">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><strong>39. Ringlera:</strong> Fila o línea de cosas puestas en orden unas tras otras.</span></div>
<div align="justify">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><strong>40. Dosificado:</strong> Graduar la cantidad o porción de otras cosas.</span></div>
<div align="justify">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><strong>41. Vinosas</strong>:Que tiene la calidad, fuerza, propiedad o apariencia del vino.</span></div>
<div align="justify">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><strong>42. Injertos</strong>: Parte de una planta con una o más yemas, que, aplicada al patrón, se suelda con él.</span></div>
<div align="justify">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><strong>43. Gagueo:</strong> Dicho de una cosa: Empezarse a divulgar.</span></div>
<div align="justify">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><strong>44. Capciosos:</strong> Dicho de una pregunta, de una argumentación, de una sugerencia. Que se hacen para arrancar al contrincante o interlocutor una respuesta que pueda comprometerlo, o que favorezca propósitos de quien las formula.</span></div>
<div align="justify">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div align="center" class="style1" style="font-size: 24px; font-weight: bold;">
<a href="file:///Users/imac/Desktop/trabajo%20final%20/caratula.html" style="background-color: white;">PARA UN FINAL PRESTO</a></div>
<div align="center">
<em><strong style="background-color: white;">Lezama Lima</strong></em></div>
<div align="center">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span>
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Una muchedumbre gnoseológica se precipitaba</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">desembocando con un silencio lleno de agudezas, ocupa</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">después el centro de la plaza pública. Su actitud, de lejos,</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">presupone gritería, y de cerca, un paso y unos ojos de</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">encapuchados. Eran transparentes jóvenes estoicos, discípulos</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">de Galópanes de Numidia, que aportaban el más decidido</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">contingente al suicidio colectivo, preconizado por la secta. Ese</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">fervor lo había conseguido Galópanes abriendo las puertas de</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">sus jardines a jóvenes de quince a veinte años; así logró</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">aportar trescientos treinta y tres decididos jóvenes que se iban</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">a precipitar en el suicidio colectivo al final de sus lecciones. La</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">secta denominada "El secuestro del tamboril por la luna</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">menguante", tenía visibles influencias orientales, y por eso,</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">muchos padres atenienses, que amaban más al eidos que al</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">ideal de vida refinada, si mandaban a sus hijos a esos jardines</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">era para permitirse el áureo dispendio, de que sus hijos, sin</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">viajar, pudiesen hablar de exotismos.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">La primera idea de fundar El secuestro del tamboril, había</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">surgido en Galópanes de Numidia, al observar cómo el rey Kuk</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Lak, al verse en el trance de ejecutar a un grupo de</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">conspiradores, había tenido que arrancarlos de la vida</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">amenazadora que llevaban y lanzarlos con fuerza gomosa en la</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Moira o en Tártaro, según estuviesen más apegados a la</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">religión que nacía o a la que moría. Al ver Galópanes los</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">crispamientos y gestos desiguales e incorrectos de los jóvenes</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">ajusticiados decidió idear nuevos planes de enseñanza. Un</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">jardín de amistosas conversaciones, donde los jóvenes fuesen</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">conspiradores o amigos, pero donde pudiesen irse preparando</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">para entrar en la muerte, cuando se cumpliesen los deseos del</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Rey. Así una de las frases que había de seguir en la academia:</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">un joven desmelenado, o que pasea perros o tortugas, es tan</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">incorrecto o alucinante como el león que en la selva no ruge</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">dos o tres veces al día. Con esos recursos los jóvenes iban</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">conversando y preparándose para morir, mientras el Rey</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">afinaba mejor sus ocios y buscaba con detenimiento las</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">mejores cabezas.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Habían acudido los trescientos treinta y tres jóvenes estoicos</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">para cerrar el curso con el suicidio colectivo. Existía en el centro</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">de la plaza pública un cuadrado de rigurosas llamas, donde los</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">jóvenes se iban lanzando como si se zambullesen en una</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">piscina. El fuego actuaba con silencio y el cuerpo se adelantaba</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">silenciosamente. Esa decisión e imposibilidad de traición,</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">ninguno de los jóvenes transparentes habían faltado,</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">únicamente podía haber sido alcanzada por las pandillas</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">diseminadas de estoicos contemporáneos. Aun en el San</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Mauricio el Greco, lo que se muestra es patente: se espera la</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">muerte, no se va hacia la muerte, no se prolonga el paseo</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">hasta la muerte. Solamente los estoicos contemporáneos</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">podían mostrar esa calidad; ningún traidor, ningún joven</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">vividor y apresurado había corrido para indicarle al Rey que los</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">jóvenes que él utilizaba para la guerra iban con pasos</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">cautelosos a hacer sus propios ofrecimientos con su propio</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">cuerpo ante el fuego.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Las lecciones de los últimos estoicos transcurrían</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">visiblemente en el jardín. Sus cautelas, sus frases lentas, los</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">mantenía para los curiosos alejados de cualquier decisión</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">turbulenta. Muy cerca, en sótanos acerados, una banda de</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">conservadores chinos, en combinación con unos falsificadores</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">de diamantes de Glasgow, había fundado la sociedad secreta El</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">arcoiris ametrallado. En el fondo, ni eran conservadores chinos</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">ni falsificadores de diamantes. Era esa la disculpa para reunirse</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">en el sótano, ya que por la noche iban a los sitios más</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">concurridos del violín, la droga y el préstamo. Querían</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">apoderarse del Rey, para que el hijo del Jefe, que tenía unas</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">narices leoninas de leproso, utilizadas, desde luego, como un</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">atributo más de su temeridad, fuese instalado en el Trono,</span></div>
<div align="center">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">mientras el Jefe disfrutaría con su querida un estío en las</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">arenas de Long Beach.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">La policía vigilaba copiosamente a la banda de chinos y</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">falsificadores. Pero sufrirían un error esencial que a la postre</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">volaría en innumerables errores de detalles. De esos errores</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">derivarían un grupo escultórico, una muerte fuera de toda</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">causalidad y la suplantación de un Rey. Era el día escogido por</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">los estoicos de Galópanes para iniciar los suicidios colectivos. El</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">frenesí con que habían surgido los gendarmes de la estación,</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">les impedía entrar en sospechas al ver los pasos lentos, casi</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">pitagorizados de los estoicos. A las primeras descargas de la</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">gendarmería, los estoicos que iban hacia la hoguera</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">silenciosamente, prorrumpían en rasgados gritos de alborozo,</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">de tal manera que se mezclaban para los pocos espectadores</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">indiferentes, los agujeros sanguinolentos que se iban abriendo</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">en los cuadros de los estoicos suicidas y las risas con que éstos</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">respondían. Al continuar las detonaciones, las carcajadas se</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">frenetizaron.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">El capitán que dirigía el pelotón tuvo una intuición</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">desmedida. La situación siguiente a la muerte de su tío,</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">poseedor de un inquieto comercio de cerámica de Delft, y ya</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">antes de morir serenamente arruinado, con quien había vivido</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">desde los cinco años; al ocurrir la muerte de su tío, se obligaba</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">a aceptar esa plaza de capitán de gendarmes, brindada por un</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">cuarentón comandante de húsares a quien había conocido en</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">un baile conmemorativo del 14 de Julio. Nuestro futuro capitán</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">de gendarmes había asistido al baile disfrazado de comandante</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">de húsares, mientras el comandante de húsares asistía</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">disfrazado de cordelero franciscano. Éste fue el motivo de su</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">amistad iniciada por unas sonrisas mefistofélicas, continuada</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">por la espera de la plaza demandada, y terminada, como</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">siempre, por una apoplejía fulminante.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">El comandante cuando se embriagaba abría su Bagdad de</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">lugares comunes. Uno de los que recordaba el actual capitán de</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">gendarmes era: que una carga de húsares era la antítesis del</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">suicidio colectivo de los estoicos. Más tarde, al recibir una beca</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">en Yale para estudiar el taladro en la cultura eritrea en relación</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">con el culto al sol en la cultura totoneca, había aclarado esa</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">frase que él creía sibilina al brotar mezclada con los eructos de</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">una copa de borgoña seguida por la ringlera inalcanzable de</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">tragos de cerveza. Un insignificante estudiante de filosofía de</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Yale, que presumía que había frustrado su vocación, pues él</span></div>
<div align="center">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">quería ser pastor protestante y poseer una cría de pericos cojos</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">del Japón, le reveló en una sola lección el secreto, lo que él</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">había creído en su oportunidad un dictado del comandante en</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">éxtasis.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">La plaza pública ofrecía diagonalmente la presencia del</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">museo y de una bodega de vinos siracusanos. El capitán decidió</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">utilizar los servicios de ambos. Así, mientras lentamente iban</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">cesando las detonaciones mandaba contingentes bifurcados.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Unos traían del museo ánforas y lekytosaribalisco, y otros</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">traían borgoña espumoso de la bodega. Los estoicos se iban</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">trocando en cejijuntos, aunque no en malhumorados. El jefe,</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Galópanes de Numidia, había trazado el plan donde estaban ya</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">de antemano copadas todas las salidas. Días antes del vuelco</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">definitivo de los estoicos suicidas en la plaza pública, había</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">hecho traer de la bodega sus colecciones de vinos, con la</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">disculpa de consultar etiquetas y precios para la festividad</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">trascendental. Los había devuelto, alegando otras preferencias</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">y la excesiva lejanía aun del festival, pero regresaban los</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">frascos portando los venenos más instantáneos. Los gendarmes</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">que creían transportar en esas ánforas líquidos sanguinosos</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">cordiales reconciliaciones con el germen y el transcurso, se</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">quedaban absortos al observar cómo abrevando los estoicos</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">entraban en la Moira. Los estoicos, con dosificado misterio</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">causal provocado, morían al reconciliarse con la vida y el vino</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">les abría la puerta de la perfecta ataraxia.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">El Rey vigilaba a los conspiradores que no eran</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">conspiradores, pero desconocía a los estoicos de Galópanes.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Creía, como al principio creyó el capitán, que la salida era la de</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">los conspiradores falsarios. Desde una ventana conveniente</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">contempló el primer choque de los gendarmes con los estoicos</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">pero al observar posteriormente cómo conducían hasta los</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">labios de los que él presuponía conspiradores, las ánforas</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">vinosas, creyó en la traición de ese pelotón, y desesperado,</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">irregular, ocultadizo, corrió a hacer la llamada a otro cuartel</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">donde él creía encontrar fidelidad.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Ante esa llamada y su noticia, la tropa salió como el cohete</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">sucesivo que permitiría a Endimión besar la Luna. Pero entre la</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">llamada y la salida a escape habían sucedido cosas que son de</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">recordación. En ese cuartel, en la manipulación de los nítricos,</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">trabajaba un pacifista desesperado. Fundador de la sociedad La</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">blancura comunicada, cuya finalidad era hacer por injertos</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">sucesivos, precioso trabajo de laboratorismo suizo, del tigre,</span></div>
<div align="center">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">una jirafa, y del águila, un sinsonte; asistía furtivamente a las</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">reuniones de los estoicos; en sus paseos digestivos sorprendía</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">a ratos aquellos diálogos la preparación de la muerte, y sabía la</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">noche en que los estoicos caerían sobre la plaza pública. El día</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">anterior se introdujo valerosamente en el almacén del cuartel y</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">le quitó a cada rifle tornillos de precisión, debilitando en tal</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">forma el fulminante que el plomo caía a pocos pies del tirador,</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">formándose tan sólo el halo detonante de una descarga</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">temeraria.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Al llegar a la plaza la tropa del cuartel y contemplar a los</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">gendarmes y a los supuestos conspiradores, alzando el ánfora</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">de la amistad, lanzaron de inmediato disparos tras disparos.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Los estoicos ya iban cayendo por el veneno deslizado en las</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">ánforas, pero la tropa del cuartel admiraba su puntería, la</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">cegadora furia les impedía contemplar que el plomo caía, pobre</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">de impulso, en una parábola miserable. Cuando creían que la</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">muerte lanzada con exquisita geometría daba en el pecho de</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">los conspiradores, el azar le comunicaba a sus certezas una</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">vacilación disfrazada tras lo alcanzado, tan distante siempre de</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">los errores preparados por los maestros de ajedrez que saben</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">distribuir un fracaso parcial, o el detalle imperfecto de algunos</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">retratos de Goya, el perrillo Watteau que tiene una cabeza de</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">tagalo combatiente, hecho maliciosamente para que el conjunto</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">adquiera una deslizada exquisitez.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">El Rey formaba un grupo escultórico. Detrás de la ventana</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">contemplaba la muerte refinada activísima y las detonaciones</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">bárbaras eternamente inútiles. Cuando llegó a la plaza pública</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">la tropa del cuartel, y vio sus detonaciones, corrió a llamar a los</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">otros cuarteles, anunciándole paz tendida y muy blanca.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">El grueso de sus tropas vigilaba las fronteras. El Jefe de la</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">pandilla acariciaba sus parabrisas y vigilaba todo posible</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">gagueo de sus ametralladoras. Al pasar el Jefe por la estación</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">del capitán de gendarmes notó una ausencia terrible: más</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">tarde al no encontrar resistencia por parte de la tropa del</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">cuartel, pensaron que todos esos guerreros equívocos estaban</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">rodeando al Rey para preparar una defensa real.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Al pasar por la plaza pensaron en el regreso de las tropas</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">fronterizas en abierta pugna con aspirantes consanguíneos. Ya</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">aquí pensaron que les sería fácil apoderarse del Rey, pero</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">extremadamente peligroso abrir las ventanas del Rey puesto,</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">frente a esa plaza, donde no se sabía cuándo sería el último</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">muerto, y con quién en definitiva se abrazaría.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">La jornada de los conspiradores falsarios era como un largo</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">brazo que va adentrándose en un oleaje. Pudieron resbalar en</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Palacio hasta llegar frente a la antecámara. Aquí el Jefe y su</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">hijo, el de las narices leoninas de leproso, se adelantaron,</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">finos, capciosos, con sus dedos como un instrumental</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">probándose en la yugular regicida.</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Un año después, el Jefe, con su querida, se estira y</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">despereza en las arenas de Long Beach. Contempla la cáscara</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">de toronja que las aguas se llevan, y el peine desdentado, con</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">un mechón pelirrojo, que las aguas quieren traer hasta la</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">arena.</span></div>
<div align="center">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">FIN</span></div>
<div align="center">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div align="center">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div align="center">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div align="center">
<strong style="background-color: white;">ANÁLISIS DEL CUENTO "PARA UN FINAL PRESTO"</strong></div>
<strong style="background-color: white;">Personaje principal:</strong><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">REY KUK LAK: un hombre que no le importaba los sentimientos de los demás, lo único que quería era poder y para el todo opositor merecía la muerte, pues era un traidor para su reinado.</span><br />
<div align="center">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><img height="398" src="http://weblogs.clarin.com/data/afuerayadentro/archives/sancho-iii-garces-el-mayor.gif" width="281" /></span></div>
<div align="center">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span></div>
<strong style="background-color: white;">Personajes secundarios:</strong><br />
<ul>
<li><span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Jóvenes estoicos</span></li>
<li><span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Jefe</span></li>
<li><span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Hijo del jefe</span></li>
</ul>
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span>
<strong style="background-color: white;">Tema:</strong><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span>
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Lezama Lima en su cuento presenta el abuso de poder que sufren algunos países; estos se ven oprimidos de todos sus derechos como ciudadanos y se ven obligados a obedecer a su gobernante, pues si no lo hacían o intentaban imponerse ante las ordenes, este le mandaba a matar como lo afirma la siguiente cita textual “<em>el rey Kuk Lak, al verse en el trance de ejecutar a un grupo de conspiradores, había tenido que arrancarlos de la vida amenazadora que llevaban y lanzarlos con fuerza gomosa en la Moira o en Tártaro, según estuviesen más apegados a la religión que nacía o a la que moría.”(Lezama Lima, Para un final presto)</em></span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span>
<strong style="background-color: white;">Ideas:</strong><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">En el cuento Lezama Lima plantea la idea de la revolución; pues en su obra llamada “para un final presto” comunica al lector que tenemos que hacer valer nuestros derechos ante todos aquellos que quieran abusar de su poder .Así lo afirma la siguiente cita textual “<em>La policía vigilaba copiosamente a la banda de chinos y falsificadores. Pero sufrirían un error esencial que a la postre volaría en innumerables errores de detalles. De esos errores derivarían un grupo escultórico, una muerte fuera de toda causalidad y la suplantación de un Rey.” (Lezama Lima, Para un final presto)</em></span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span>
<strong style="background-color: white;">Tiempo:</strong><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">El cuento “un final presto” pertenece a la época en donde los reyes mandaban y el pueblo o las personas no tenían derecho a nada y tenían que acostumbrarse a las leyes y ordenes q daba su gobernante en este caso su rey. Esta época era muy cruel ya que los gobernantes abusaban de su poder y no respetaban a las personas como lo afirma la siguiente cita textual <em>“Con esos recursos los jóvenes iban conversando y preparándose para morir, mientras el Rey afinaba mejor sus ocios y buscaba con detenimiento las mejores cabezas.” (Lezama Lima, Para un final presto)</em></span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span>
<strong style="background-color: white;">Espacio:</strong><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><u>Un final presto</u> es contado o narrado desde un espacio imaginario porque los sitios o lugares presentados no existen pero fueron creados basándose en un lugar que existe en la realidad: como lo afirma la cita textual "Al llegar a la plaza la tropa del cuartel y contemplar a los gendarmes y a los supuestos conspiradores, alzando el ánfora de la amistad, lanzaron de inmediato disparos tras disparos." <em>(Lezama Lima, Para un final presto, </em>)</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span>
<strong style="background-color: white;">Narrador:</strong><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">En este cuento el narrador es externo porque no participa en la obra solo se limita a contar los hechos que pasaron este tipo de narrador también es objetivo pues solo narra lo que ve no se involucra en los sentimientos o pensamientos de los personajes; es como una cámara fotográfica. Así lo afirma la cita textual “<em>Una muchedumbre gnoseológica se precipitaba desembocando con un silencio lleno de agudezas, ocupa después el centro de la plaza pública. Su actitud, de lejos, presupone gritería, y de cerca, un paso y unos ojos de encapuchados” (Lezama Lima, Para un final presto)</em></span><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span>
<strong style="background-color: white;">Secuencia narrativa:</strong><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">La secuencia narrativa del cuento es lineal, pues los hechos son contados en orden cronológico y en el mismo tiempo. “<em>La policía vigilaba copiosamente a la banda de chinos y falsificadores. Pero sufrirían un error esencial que a la postre volaría en innumerables errores de detalles. De esos errores derivarían un grupo escultórico, una muerte fuera de toda causalidad y la suplantación de un Rey.” (Lezama Lima, Para un final presto)</em></span><br />
<strong style="background-color: white;">Ambito:</strong><br />
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">La obra “un final presto” se desarrolla en un ambiente en donde predominada el autoritarismo pues los gobernantes abusaban de su poder y hacían con el pueblo lo que ellos querían, mientras que del otro lado las personas estaban hartas de los maltratos y los sacrificios que tenían que realizar. En este cuento Lima muestra como las personas son privadas de todo derecho y son obligadas a vivir en una opresión en donde lidera el maltrato; como lo afirma la cita textual " La policía vigilaba copiosamente a la banda de chinos y falsificadores. Pero sufrirían un error esencial que a la postre volaría en innumerables errores de detalles. De esos errores derivarían un grupo escultórico, una muerte fuera de toda causalidad y la suplantación de un Rey" <em>(Lezama Lima, Para un final presto)</em></span><br />
<div align="left">
<strong style="background-color: white;">Conclusión:</strong></div>
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;">Como conclusión de la obra presentada podemos decir que Lezama Lima nos quiso mostrar como algunas personas sufren de opresión en algunos países; se les niega todo tipo de derecho humano en su país o nación. En el cuento Lezama también cuenta el sufrimiento y los sacrificios q tienen que hacer las personas. Para un final presto, es un cuento muy realista que demuestra la crueldad que vivían las personas y con eso darnos cuenta que nadie nos puede maltratar y lo peor abolir nuestros derechos como seres humanos.</span><br />
<div align="left">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div align="center">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div align="center">
<span class="Apple-style-span" style="background-color: white;"><br /></span></div>
<div align="center">
<br /></div>
</div>
Solange Valleshttp://www.blogger.com/profile/15063118537303350171noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-2106335022031816234.post-9280926673811563142012-10-15T07:23:00.002-07:002012-10-15T08:19:04.836-07:00Carátula<html xmlns="http://www.w3.org/1999/xhtml">
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</style></head></html>
<br />
<div class="style2" style="text-align: center;">
<span class="Apple-style-span" style="color: #073763; font-size: large;"><strong>COLEGIO NACIONAL "HIPATIA CÁRDENAS DE BUSTAMANTE"</strong></span><br />
<span class="Apple-style-span" style="color: #073763; font-size: large;"><strong><br /></strong><strong>ÁREA DE LENGUA Y COMUNICACIÓN</strong></span><br />
<span class="Apple-style-span" style="color: #073763; font-size: large;"><strong>LITERATURA</strong></span><br />
<span class="Apple-style-span" style="color: #073763;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><b><br /></b></span>
</span><span class="Apple-style-span" style="color: #073763;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><b><br /></b></span>
<b><br /><span class="Apple-style-span" style="font-size: x-large;">
ANÁLISIS DE OBRAS DE ESCRITORES LATINOAMERICANOS</span></b></span><br />
<span class="Apple-style-span" style="color: #073763;"><b><span class="Apple-style-span" style="font-size: x-large;"><br /></span></b></span>
<br />
<span class="Apple-style-span" style="color: #073763;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: large;"><b><br /></b></span>
</span><br />
<span class="Apple-style-span" style="color: #073763;"><br /></span>
<span class="Apple-style-span" style="color: #073763;"><strong><em>"Las emociones artísticas habían olvidado los senderos de su alma </em></strong><strong><em>y al recordar sus pasados entusiasmos por la belleza, </em></strong><strong><em>le parecía que todo aquello había sucedido en otra persona,</em></strong><strong><em>muerta hacía tiempo, </em></strong><strong><em>que estaba dentro de la suya emponzoñándole la vida."<span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"> </span></em></strong><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"><strong><em>Rómulo Gallego. "Pataruco"</em></strong>.</span></span><br />
<span class="Apple-style-span" style="color: #073763;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"><br /></span>
</span><span class="Apple-style-span" style="color: #073763;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"><br /></span>
<span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"><br /></span><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"><br /></span></span><br />
<span class="Apple-style-span" style="color: #073763;"> <span class="Apple-style-span" style="font-size: small; font-style: italic;"> </span></span><br />
<div style="text-align: right;">
<em><span class="Apple-style-span" style="color: #073763; font-size: small;">Bravo Brigitte</span></em><br />
<em><span class="Apple-style-span" style="color: #073763; font-size: small;">Cóndor Melina</span></em></div>
<div style="text-align: right;">
<em><span class="Apple-style-span" style="color: #073763; font-size: small;">Díaz Lizeth</span></em></div>
<div style="text-align: right;">
<em><span class="Apple-style-span" style="color: #073763; font-size: small;">Naranjo Daniela</span></em></div>
<div style="text-align: right;">
<em><span class="Apple-style-span" style="color: #073763; font-size: small;">Quishpe Dórotty</span></em></div>
<div style="text-align: right;">
<em><span class="Apple-style-span" style="color: #073763; font-size: small;">Santamaría Nicole</span></em></div>
<div style="text-align: right;">
<em><span class="Apple-style-span" style="color: #073763; font-size: small;">Valles Maritza </span></em></div>
<div style="text-align: right;">
<em><span class="Apple-style-span" style="color: #073763; font-size: small;">2do de Bachillerato "D"</span></em></div>
<div class="style2" style="text-align: center;">
<span class="Apple-style-span" style="color: #073763;"><br /></span></div>
<div class="style2" style="text-align: center;">
<span class="Apple-style-span" style="color: #073763;"><br /></span></div>
<br />
<br />
<br />
<br />
<div>
<em><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;"><br /></span></em></div>
</div>
<div style="text-align: right;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
<img height="480" src="http://www.argentina-regalarte.com.ar/imagenes/adelinacarrion/opresion%20en%20el%20mundo.jpg" width="360" /></div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div class="style2" style="text-align: center;">
ÍNDICE</div>
<div align="center" class="style2">
<br /></div>
<div align="center">
<a href="http://caratuta.blogspot.com/2012/10/introduccion.html" target="_blank">1. INTRODUCCIÓN</a></div>
<div align="center">
<br /></div>
<div align="center">
<a href="http://caratuta.blogspot.com/2012/10/leopoldo-lugones-nacio-en-1874-en-villa.html" target="_blank">2.LEOPOLDO LUGONES</a></div>
<div align="center">
<a href="http://caratuta.blogspot.com/2012/10/analisis-del-cuento-lluvia-de-fuego.html" target="_blank">º LLUVIA DE FUEGO</a></div>
<div align="center">
<br /></div>
<div align="center">
<a href="http://caratuta.blogspot.com/2012/10/romulo-gallegos-romulo-gallegos-freire.html" target="_blank">3. RÓMULO GALLEGOS</a></div>
<div align="center">
<a href="http://caratuta.blogspot.com/2012/10/analisis-del-cuento-pataruco-romulo.html" target="_blank">ºPATARUCO</a></div>
<div align="center">
<br /></div>
<div align="center">
<a href="http://caratuta.blogspot.com/2012/10/alejo-carpentier.html" target="_blank">4. ALEJO CARPENTIER</a></div>
<div align="center">
<a href="http://caratuta.blogspot.com/2012/10/analisis-del-cuento-viaje-la-semilla.html" target="_blank">ºVIAJE A LA SEMILLA</a></div>
<div align="center">
<br /></div>
<div align="center">
<a href="http://caratuta.blogspot.com/2012/10/lezama-lima.html" target="_blank">5. LEZAMA LIMA</a></div>
<div align="center">
º<a href="http://caratuta.blogspot.com/2012/10/a-lezama-lima.html" target="_blank">UN FINAL PRESTO</a></div>
<div align="center">
<br /></div>
<div align="center">
6. WEBGRAFÍA</div>
<div align="center">
http://html.rincondelvago.com/romulo-gallegos.html</div>
<div align="center">
http://www.grin.com/es/e-book/130310/el-mundo-de-canaima </div>
<div align="center">
http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/lezama/paraun.htm</div>
<div align="center">
http://heroesdebarrio.wikispaces.com/file/view/EL+G%C3%89NERO+NARRATIVO.pdf </div>
<div align="center">
http://www.razonypalabra.org.mx/anteriores/n46/marevalo.html</div>
<div align="center">
http://www.buenastareas.com/ensayos/Fondo-y-Forma-De-Un-Texto/1842190.html </div>
<div align="center">
http://www.eumed.net/libros/2007c/341/entre%20la%20forma%20y%20el%20fondo.htm </div>
<div align="center">
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/l/lezama.htm</div>
<div align="center">
http://www.escritores.org/biografias/164-jose-lezama-lima </div>
<div align="center">
http://www.raco.cat/index.php/Arrabal/article/viewFile/140468/192011</div>
<div align="center">
http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/pataruco-1919--0/html/ff601ee4-82b1-11df-acc7-002185ce6064_2.html#I_0_ </div>
<br />
<div align="center">
<br /></div>
<div align="center">
<br /></div>
<div align="center">
<br /></div>
-->
Solange Valleshttp://www.blogger.com/profile/15063118537303350171noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2106335022031816234.post-72177305800881577452012-10-15T07:22:00.000-07:002012-10-15T07:53:06.098-07:00Introducción<html xmlns="http://www.w3.org/1999/xhtml">
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<title>Untitled Document</title>
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</style></head></html>
<br />
<div class="style1" style="text-align: center;">
<div style="text-align: center;">
<b>EL GÉNERO NARRATIVO</b></div>
</div>
<div class="style1" style="text-align: center;">
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
</div>
<div style="text-align: justify;">
El género narrativo (o género épico) es una expresión literaria que se caracteriza por relatar historias imaginarias o ficticias (sucesos o acontecimientos) que constituyen una historia ajena (en la mayoría de los casos) a los sentimientos del autor. Aunque sea imaginaria, la historia literaria toma sus modelos del mundo real. Esta relación entre imaginación y experiencia, entre fantasía y vida es lo que le da un valor especial a la lectura en la formación espiritual de la persona.</div>
<div style="text-align: justify;">
El narrador es la persona que presenta la narración; él es el encargado de dar a conocer el mundo imaginario al lector, el cual está formado por personas que realizan acciones dentro de un espacio determinado y que suceden dentro de unos límites temporales precisos. </div>
<div style="text-align: justify;">
La diferencia fundamental entre el mundo real y el de la narración, radica en el hecho de que nuestro mundo es evidente, en cambio en una narración el mundo es también artísticamente real, pero no existe verdadera y exteriormente, sino que es creado a través del lenguaje; es decir, el mundo narrativo es un mundo inventado. Este mundo creado está formado por personajes, acontecimientos, lugar y tiempo en que suceden los hechos. </div>
<div style="text-align: justify;">
La novela es la manifestación literaria más extensa y perfecta del discurso narrativo, aquel por el que alguien cuenta una historia a una persona o personas que están en un entorno más o menos próximo según los casos.</div>
<div style="text-align: justify;">
En todo texto narrativo podemos apreciar los siguientes rasgos:</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="style2">
<div style="text-align: justify;">
<b>1. EL NARRADOR Y EL PUNTO DE VISTA</b></div>
</div>
<div style="text-align: justify;">
El narrador no debe confundirse con el ‘emisor’ o autor real del texto. El narrador es la ‘voz’ que ordena y cuenta los hechos desde una ‘mirada’ concreta del mismo (punto de vista) y, en ocasiones, introduce comentarios.
Según el punto de vista desde donde actúa el narrador tenemos:</div>
<div style="text-align: justify;">
1.1 NARRADOR INTERNO o en primera persona. Un personaje cuenta la historia. Presenta dos variantes: narrador protagonista y el narrador personaje, secundario o testigo.</div>
<div style="text-align: justify;">
1.2 NARRADOR EXTERNO. La historia se cuenta desde fuera porque el narrador no participa en ella y narra en tercera persona. El narrador externo puede ser:</div>
<div style="text-align: justify;">
1.2.1 Narrador omnisciente: actúa como si conociera todas las circunstancias del relato, hasta el punto de saber qué es lo que sienten, piensan y sueñan los personajes.</div>
<div style="text-align: justify;">
1.2.2 Narrador objetivo: se trata de un narrador imparcial u objetivo que actúa como lo haría una cámara cinematográfica. Relata sólo lo que ve.
1.2.3Narrador editor: El escritor finge que la obra no la ha escrito él, sino que la ha encontrado escrita y se limita a editarla. A veces se finge que son cartas las que el autor dice estar publicando.</div>
<div style="text-align: justify;">
<b><br /></b></div>
<div class="style2">
<div style="text-align: justify;">
<b>2. LOS ELEMENTOS DE LA NARRACIÓN </b></div>
</div>
<div style="text-align: justify;">
Fundamentalmente, cuatro: acción (lo que sucede), tiempo (cuando sucede), personajes que la realizan, y ambiente (medio en que se produce dicha narración): </div>
<div style="text-align: justify;">
2.1 LA ACCIÓN </div>
<div style="text-align: justify;">
Es el conjunto de acontecimientos que se nos cuenta siguiendo un orden determinado y que pueden coincidir o no con el orden real. Se suele distinguir entre DISCURSO (sucesión de hechos tal como se cuentan), entendida como la recreación que un narrador hace de unos hechos sucedidos o imaginarios, e HISTORIA o sucesión de acontecimientos según el orden cronológico real. Podemos ordenar, de este modo, los sucesos de acuerdo con un criterio cronológico y causal (causas > sucesos > efectos) o podemos romper esta secuencia. A la primera forma de narrar se le llama estructura lineal; a la segunda, libre o artística. Dentro de la estructura libre son posibles varios esquemas: empezando por el medio o el final, o en forma zigzagueante, narrando varias acciones que se producen de forma simultánea, etc.
No hay que olvidar que los textos narrativos tienen siempre una estructura común. Esta se compone de tres partes: planteamiento (es la introducción en la que se presentan los personajes y se explican los antecedentes), el nudo (es el desarrollo de la acción) y el desenlace (es la solución del conflicto desarrollado en el nudo). </div>
<div style="text-align: justify;">
2.2 LOS PERSONAJES </div>
<div style="text-align: justify;">
Son los que causan o sufren los acontecimientos. Los personajes por su profundidad psicológica pueden ser:
a) Estereotipos, que encarnan un modelo de conducta previamente establecido (el héroe, el antihéroe, el enamorado, etc. Una variante es el personaje alegórico que encarna ideas o principios abstractos: la muerte, la libertad, la noche...
b) Tipos, encarnan a un colectivo social que el público reconoce: el mendigo, la prostituta, el criado, el soldado, etc.
c) Personajes individuales, que poseen su propia complejidad psicológica que los diferencian de los otros personajes de un relato, etc.
Por otra parte, atendiendo a su relevancia en el relato, podemos diferenciar entre personajes principales (protagonistas y antagonistas) y secundarios. </div>
<div style="text-align: justify;">
2.3 EL ESPACIO Y EL AMBIENTE </div>
<div style="text-align: justify;">
En relación con la realidad, el espacio narrado puede ser:
a) Espacio real. Corresponde con lugares auténticos e identificables. Madrid, Barcelona, Nueva York.
b) Espacio imaginario. No existe en la realidad pero ha sido creado a partir de lugares similares de la realidad.
c) Espacio fantástico. No existe ni tiene relación con espacios reales (por ejemplo, los lugares de las novela de ciencia-ficción o de obras como El señor de los anillos). </div>
<div style="text-align: justify;">
2.4 EL TIEMPO </div>
<div style="text-align: justify;">
Los hechos narrados ocurren en una sucesión temporal. Distinguimos dos tipos de tiempo narrativo: el tiempo externo y el tiempo interno. </div>
<div style="text-align: justify;">
a) El Tiempo Externo: es la época en la que se desarrolla la acción.</div>
<div style="text-align: justify;">
b) El Tiempo Interno: es la forma en la que se ordenan cronológicamente los acontecimientos que aparecen en el relato. Lo más frecuente es el orden lineal, pero no siempre es así, y en la narrativa actual muchas veces la acción empieza en un momento determinado de la historia y después se cuentan unos hechos que han sucedido con anterioridad, o por el contrario, lo narrado anticipa hechos que todavía no deberían haber sucedido. A veces, incluso, los acontecimientos se disponen de una manera desordenada, por ejemplo, empezando por el final, como hace García Márquez en Crónica de una muerte anunciada. </div>
<div style="text-align: justify;">
<b><br /></b></div>
<div class="style2">
<div style="text-align: justify;">
<b>3. GÉNEROS NARRATIVOS EN VERSO: </b></div>
</div>
<div style="text-align: justify;">
• La Epopeya: muy larga narración en verso sobre acciones memorables, de decisiva importancia para los pueblos y civilizaciones antiguas; en ellas se entremezclan elementos legendarios, religiosos y abundantes fantasías; importancia universal . </div>
<div style="text-align: justify;">
• El Épico: larga narración en verso, en la que se exaltan las hazañas de los héroes nacionales para así glorificar y magnificar a un pueblo o nación. En la Edad Media se denominaba el cantar de gesta. </div>
<div style="text-align: justify;">
• Cantar de Gesta: es el nombre dado a la epopeya escrita en la Edad Media o a una manifestación literaria extensa perteneciente a la épica que narra las hazañas de un héroe que representa las virtudes que un pueblo o colectividad consideraban modélicas durante el Medievo. </div>
<div style="text-align: justify;">
<b><br /></b></div>
<div class="style2">
<div style="text-align: justify;">
<b>4. GÉNEROS NARRATIVOS EN PROSA:</b></div>
</div>
<div style="text-align: justify;">
• El Mito: es un relato tradicional de acontecimientos prodigiosos, protagonizados por seres sobrenaturales o extraordinarios, tales como dioses, semidioses, héroes o monstruos.</div>
<div style="text-align: justify;">
• La Fábula: Las fábulas son cortas y breves narraciones literarias, normalmente en verso, que terminan siempre con un mensaje de enseñanza o moraleja de carácter instructivo, cuyos personajes casi siempre son animales u objetos ficticios.</div>
<div style="text-align: justify;">
• La Leyenda: Leyenda es una narración oral o escrita, con una mayor o menor proporción de elementos imaginativos y que generalmente quiere hacerse pasar por verdadera o basada en la verdad, o ligada en todo caso a un elemento de la realidad . </div>
<div style="text-align: justify;">
• La Novela: extensa y compleja narración en la que predomina la narración sobre los demás modos de elocución, aunque también aparecen la descripción y el diálogo; se presentan diversas y complicadas acciones en torno a uno o más personajes, en espacios diversos y diferentes épocas y tiempos. </div>
<div style="text-align: justify;">
• El Cuento: narración breve en torno a una única y muy condensada acción central en la que intervienen pocos personajes; de origen folklórico y muy antiguo. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
<b><br /></b></div>
<div class="style1" style="text-align: center;">
<div style="text-align: center;">
<b>LA CREACION ESTETICA: </b></div>
</div>
<div class="style1" style="text-align: center;">
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
</div>
<div style="text-align: justify;">
Todo artista (y todo hombre) está impulsado por motivos conscientes y por motivos inconscientes. Es afectado por necesidades físicas y por pasiones del ánimo, nobles e innobles: influencias de su ámbito cultural, de sus ideales, de su religiosidad o su ateísmo; razones de odio, de amor o de afinidad; búsqueda de aventura, gloria o emoción… En el hombre común estas influencias se manifiestan de mil maneras en su profesión o en su vida cotidiana, dando testimonio de una forma de ser, de una actitud para vivir. Como no destacan de la forma común de las demás gentes, pasan inadvertidas. </div>
<div style="text-align: justify;">
En el artista (y aquí nos referimos al artista literario) estas motivaciones, con rotunda fuerza de expresión que las hace notorias, se manifiestan abiertamente por medio del lenguaje, por la palabra escrita combinada en una urdimbre sutil donde vibraciones comunes inherentes a todos los seres humanos, se transforman en vibración mágica de belleza. Aquí la belleza, como cualidad intangible, como representación de la Idea platónica, se realiza por medio de esa forma de ser de un individuo, dotado de capacidades creadoras. Es su forma de vivir las sensaciones vitales más trascendentes, y se realiza en la palabra viva forjando un estilo peculiar. El estilo personal de un artista. Su razón psíquica, su manera cabal, su pensamiento más hondo y escondido. La armonía de su espíritu ( el Yo profundo) con el cosmos, representado en su entorno general y su circunstancia particular. </div>
<div style="text-align: justify;">
El artista posee dones para todos y organiza sus facultades con la tendencia expansiva, hacia la demostración pública de sus descubrimientos estéticos (que conllevan implícito lo ético), desarrollados en soledad fecunda, para compartir desde ellos la admiración colectiva. No, hacia su persona humana común, sino hacia la obra creada – original- y hacia la personalidad creadora, que hasta el momento de la entrega artística permanecía secreta.
El creador busca la armonía, la unidad mística en un todo concretado en el texto, desde la pluralidad de sus sentires intelectuales y sensibles. Una infinita gama de la emoción y del entendimiento (el razonado y el intuido) lo pone en contacto con otra dimensión que desde su interioridad lo transporta a mundos nuevos descubiertos en el acto mismo de la creación. Es una suerte de magia donde actúan la imaginación, la fantasía, y toda un abanico de emociones (angustia, alegría, frustraciones, entusiasmo…) para converger en una necesidad ineludible de mostrarse, en determinada y exigida personalidad. Y sólo cuando esa personalidad es totalmente respetada, rescatada y transferida auténticamente a la creación, podemos decir que estamos frente a un estilo concreto, definido y propio. </div>
<div style="text-align: justify;">
La creación artística es un gozo. Y cada creador siente ese gozo, magia o deslumbramiento en forma diferente. Muchos artistas lo han expresado a través de la escritura. Así han nacido poemas.
Pero nadie ha podido, y seguramente nadie ha de poder con palabra humana, explicar lo inexplicable- Ese ardor del entusiasmo; esa admirable facultad de hacer real lo no existente. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="style1" style="text-align: center;">
<div style="text-align: center;">
<b>FONDO Y FORMA</b></div>
</div>
<div class="style1" style="text-align: center;">
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
<div style="text-align: justify;">
Forma y fondo son dos conceptos que siempre van ligados en todo lo que hacemos, aun cuando no nos percatemos de ello.</div>
<div style="text-align: justify;">
1.- Fondo – lo qué se dice (el tema), este incluye todo aquello que queremos decir: ideas, conceptos, sentimientos, percepciones, información y argumentos. </div>
<div style="text-align: justify;">
2.- Forma – cómo se dice (estructura del tema de acuerdo con las características de un género específico), se construye con palabras organizadas de una manera particular para expresar el tema o Fondo, con una estructura determinada, que puede ser literaria, académica, poética, periodística o cualquier otra.
Desde luego, el Fondo y la Forma son inseparables (como las dos caras de una moneda), y deben responder a la intencionalidad que tiene el autor, es decir que debe ser adecuado al destinatario (un desconocido, amigo, autoridad o cualquier otro), y estar acordes al propósito para el cual se escribe (informar, solicitar, reclamar…) </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
</div>
<div style="text-align: justify;">
--></div>
Solange Valleshttp://www.blogger.com/profile/15063118537303350171noreply@blogger.com2