lunes, 15 de octubre de 2012

Leopoldo Lugones



Nació en 1874 en Villa de María en el departamento Cordobés del Rio Seco. Fue el primogénito del matrimonio de Santiago Lugones y Custodia Arguello, desde niño Lugones convivió con los nombres de los próceres y fundadores de la Patria, familias legadas por parentesco o amistad con la suya. Esta diferencia con los hijos de los emigrantes extranjeros, que el adoptó como un rasgo de hidalguía, aristocracia, fue quizás determinante en el nacionalismo extremado que profeso políticamente. Aprendió las primeras letras de la mano de su madre Doña Agustina Arguello y de ella recibió una educación católica estricta. A los diez años, se destacó por su memoria, gusto por la lectura e interés por las ciencias naturales. La crítica situación económica lo llevó a tener que comenzar a trabajar y convertirse en un autodidacta. En esta época dio con éxito sus primeros pasos en la vida publica. Recitó su primera composición en el teatro Indarte, dirigió el periódico liberal y anticlerical. “El pensamiento libre” y se alistó voluntariamente para enfrentar a las fuerzas radicales sublevadas en Rosario.
En Córdoba, Lugones se fue convirtiendo en un personaje popular capaz de ser contrapunto de los payadores del barrio, publica versos controvertidos con el seudónimo Gil Paz, promueve huelgas estudiantiles y funda un centro socialista.
El año de 1896 fue decisivo para Lugones: se instaló en Buenos Aires y se casó con Juana González, formando una familia basada en la fidelidad. Durante las primeras épocas nació su primer hijo, quien con el tiempo no sólo sería único heredero de la familia, sino también recordado como uno de los personajes más nefastos de la historia argentina. En la gran ciudad se unió al grupo socialista de escritores integrado por José Ingenieros, Roberto Payró, Ernesto de la Cárcova, escribió en el periódico socialista "La Vanguardia" y en la "Tribuna", y se ganó al distinguido auditorio del Ateneo. A los 22 años comienza a escribir en "La Nación", promovido por su amigo Rubén Darío quien lo encontró en la capital argentina y lo describió como un muchacho bizarro de 22 años, de chambergo y anteojos, lo definió como “fanático y convencido incontestable”. Publicó su primer libro "Las montañas del oro" (1897), basado en una influencia tardía del Romanticismo Francés, con versos medidos y libres, con prosa poética.
El "novecientos" fue una época de intensa producción en la que escribió muchas de sus obras más valoradas como "Crepúsculos del jardín" (1905) donde se acerca al modernismo hispanista y a las nuevas corrientes literarias francesas: simbolismo, decadentismo, parnasianismo. Esta tendencia alcanza su máxima expresión en "Lunario sentimental" (1909). En su obra "Las fuerzas extrañas" (1906). Lugones plasmará sus habilidades para escribir cuentos de misterio. Este trabajo junto con los "Cuentos fatales" (1926) renuevan el género de la forma breve e inician una fecunda tradición en el Río de la Plata, en la que se inscribirán escritores como Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares y Julio Cortázar.
En 1910 Lugones publicó varios trabajos: "Odas seculares" (1910) y la "Historia de Sarmiento" (1911). En 1915 se hizo cargo de la dirección de la Biblioteca Nacional de Maestros que ejerció hasta su muerte. En "El Payador" (1916), reúne una serie de conferencias sobre "Martín Fierro" de José Hernández que rescatan la obra, calificándola de "Cuento Homérico de la Cultura Argentina"... Este particular enfoque instaló en la crítica una fructífera polémica que se prolongó por décadas y cuyo resultado fue la aceptación del Poema como la obra emblemática de la identidad literaria argentina. La lectura que Lugones hace deja entrever otro de sus principales puntos de interés intelectual; la cultura clásica. En este campo su producción incluye las obras "Didáctica" (1910); "Las limaduras de Hephaestos" (1910), "Estudios Helénicos" (1924) y "Nuevos estudios Helénicos" (1928). En 1920 publica “ Mi beligerancia”, un libro de panfletos doctrinarios que lo alejan cada vez mas del joven socialista que fue y lo acercan al insipiente nacionalismo ultra argentino, calcado del fascismo italiano y de los movimientos belicistas europeos. Pero la política no es su única pasión, Lugones se sigue interesando por la ciencia y de este interés surge un libro “el tamaño del espacio” "(1921) que versa sobre la física moderna, influencia de estos estudios los veremos también en muchos de sus cuentos fantásticos que merodean la ciencia ficción. Escribe también como un simbolista tardío las páginas de "Las horas doradas(1922).
El relato histórico sobre la guerra de la independencia anima La guerra gaucha y las meditaciones esotéricas de teosofía, una olvidable novela, El ángel de la sombra (1926). En el campo de la historia cuentan El imperio jesuítico (1904), Historia de Sarmiento (1911) y El payador (1916). Tradujo partes de La Ilíada de Homero y estudió aspectos de la Grecia clásica en Las limaduras de Hefaistos y las dos series de Estudios helénicos. La evolución de su pensamiento político puede seguirse en libros como Mi beligerancia, La patria fuerte y La grande Argentina. Lugones fue un observador atento de la situación internacional y un hombre de acción en su país. Quiroga acompañó como fotógrafo al también escritor, el argentino Leopoldo Lugones en un viaje por la provincia argentina de Misiones con el objetivo de visitar las ruinas de las Misiones jesuíticas guaraníes, viaje en el cual los dos escritores trabaron amistad —de hecho, dedicó su primer libro, Los arrecifes de coral a Lugones—. Gracias a este viaje, Quiroga sufrió un importante cambio en su concepción de la vida, y permaneció en la selva, escribiendo y viviendo allí.
En esta etapa, aumentó con ritmo vertiginoso su ya cuantiosa producción intelectual entre la que se encuentra "Poemas solariegos" (1928) uno de sus títulos más elogiados y los ensayos "La patria fuerte" (1930) y "La grande Argentina" (1930), indispensables para comprender la época y la generación de Lugones.
Su vida se terminó el 18 de febrero de 1938 cuando se suicidó tomando una mezcla de cianuro y whisky en la Isla del Tigre en el río Paraná, en un hotel llamado «El Tropezón». La carta que había dejado no decía nada sobre los motivos de la muerte, sólo que Lugones era el dueño de sus actos. Por eso su muerte causa un enigma.
Muchos autores escribieron tanto sobre la vida y obra de Leopoldo Lugones como sobre las causas de su muerte. Muchos de ellos la ven en la soledad y aislamiento social de los últimos años. Arturo García Ramos escribió: “Desde 1874 a 1938 la vida de Leopoldo Lugones está presidida por una triple obsesión: la política, la literatura y la ciencia. En las tres asoma el ser intricado que fue, su ánimo contradictorio, la insatisfacción – como acicate de constantes búsquedas. Esa misma falta de conformismo, acaso el ansia de absoluto en esas tres pasiones, es el probable motivo de su suicidio”. Para Jorge Luis Borges la causa pudo ser tal vez la soledad o tal vez su pasión más grande, la literatura: “Acaso cabe adivinar o entrever, o simplemente imaginar, la historia de un hombre que, sin saberlo, se negó a la pasión y laboriosamente erigió altos e ilustres edificios verbales hasta que el frío y la soledad lo alcanzaron. Entonces, aquel hombre, señor de todas las palabras y de todas las pompas de la palabra, sintió en la entraña que la realidad no es verbal y puede ser incomunicable y atroz, y fue callado y solo a buscar, en el crepúsculo de una isla, la muerte”.
Una de las posibles causas de la muerte del gran poeta podía ser tal vez el amor, o mejor dicho la pérdida del amor, que encontró en 1926 en la Biblioteca del Maestro de la que fue director. Entonces se le acercó una estudiante de letras pidiéndole un ejemplar del agotado Lunario sentimental para poder escribir un trabajo. Esa estudiante, llamada Emilia Santiago Cadelago, se convirtió en su musa para los últimos 12 años de su vida, tenía 26 años y él 52. Pero esta relación fue interrumpida alrededor de 1934 por el comisario Leopoldo Lugones, hijo del escritor. Él mismo amenazó a la familia de la joven diciéndoles que encerraría al poeta en un manicomio. Para salvarse, y también para salvar a su amante, Emilia decidió renunciar a su amor, pero le mantuvo la fidelidad durante toda su vida, nunca se casó y tampoco volvió a verle. Murió en 1981, pero antes de su muerte entregó a su amiga María Inés Cárdenas de Monner Sans la colección de poemas y cartas, que se publicaron después de su muerte bajo el título El cancionero de Aglaura
Obras:
• Los cuatro últimos libros cierran su producción poética – La horas doradas (1922) que cierra la forma modernista de Lugones, Romancero (1924) abarca temas muy variados desde ambientes urbanos locales hasta el amor expresado por un hombre maduro, aparece también el fatalismo y la presencia de la muerte. Poemas solariegos (1927) destaca el barroquismo, el tema principal es su infancia y sus familiares, recuerdos nostálgicos de su tierra natal, y Romances del Río Seco (1938), la obra póstuma con la que culmina su poesía, imita la tradicional poesía popular
• Su segundo libro, Los crepúsculos del jardín (1905), fue fuertemente influido por el parnasianismo francés. Los temas son la vida, la naturaleza y el amor, se acerca más al modernismo y ya se nota su madurez
• Su siguiente libro es Lunario sentimental (1909), que se considera su obra maestra. En esta obra en la cual libera al verso de la métrica, se apoya en la metáfora como elemento esencial de la expresión poética y se ata, inflexiblemente, a la rima.

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